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miércoles, 2 de abril de 2025

"El nacimiento" poemas de Arturo Sodoma


Fresca  

 

Amanecí fresco 

ya había llovido, 

los aires se habían convulsionado, 

las piedras reventaban en el suelo 

y el infinito paseaba por la calle 1era de mayo. 

 

El hielo también tiene muchas cosas que decir 

y también se siente fresco, 

como las orquídeas tejidas por las lágrimas de las madres 

o como los dioses hechos de barro y agua. 

 

Yo como buen relámpago tengo que caer y matar 

algunos silencios y algunas ramas viejas. 

 

Hoy amaneció y la lluvia aún caminaba por los pies de los señores de negro 

por las damitas vestidas de burócratas y por los puestos de comida miserable. 

 

Yo también caminaba y me sentía fresco, 

mojado es lo correcto 

y atormentado. 

 

Fresco, 

las hojas necesitan de agua y odio 

para cuando caigan no sean golpeadas brutalmente por el cemento. 

 

La ciudad amaneció llovida y con un cielo arteriado 

inmensamente jodido, 

mojada para los que vivimos en ella 

y cagamos en ella 

 

Pero fresca, inolvidablemente fresca. 

 

 

El nacimiento 

 

Un capullo gris 

en la flor del naranjo 

su cuerpo eleva 

 

 

XX 

 

Recuerdas aquellos días en que los alcatraces del parque hundido entintaban tus pies y tú volabas sobre de ellos cual soberana mariposa vuela por su reino de locura y arrebato y yo estiraba mis brazos para acogerte como aquella manzana que ha caído del árbol y ha sido mordida por la serpiente, pero menos por mi boca que desea ser un trozo más de alma. 

 

XX, recuerdas la lluvia que transportabas en el cabello el día sábado en que los paraguas oxidados dejaron de funcionar, esa lluvia tocó superficialmente tu piel, hoy bajo el sol tembloroso de febrero, este sol que no se define frío ni oscuro, este sol que calcina pero no calienta, este pedazo de huevo duro, te pido ser esa lluvia constante que como flujo de río arriba te acaricie vello por vello hasta aprenderme el nombre de cada uno de tus poros y pronunciar con megáfono a tu oído, quiero besarte hoy viernes, hoy en que los policías bancarios son cada vez más gordos y  las secretarias de los diputados se pelean por las tazas de café en las oficinas. Hoy haremos el amor, hoy procrearemos al nuevo mesías, al que vendrá a liberar a este mundo de religiones y odio, hoy en que tus ojos son libélulas diabólicas en busca de un exorcismo. 

 

XX: déjame llevarte de la mano a ese sofá viejo y montémonos en él como si fuéramos relámpagos que cabalgan en la tormenta, un par de niños que juegan a formar quimeras. 

Silencios que se encuentran con el eco y se repiten una y otra vez:  el amor está en tu boca, el amor está en tu boca, el amor está en tu boca, el amor está en tu boca, hasta que desaparezca y se escuche de nuevo el sudor que caerá como torre de Nueva York después de un ataque terrorista. 

 

  

 

*Arturo Sodoma, Ciudad de México, 1977. Es Chef y poeta. Tiene en su haber literario siete libros: Lágrimas Difuntas (2004, Tinta Nueva ediciones), Ausencias (2006 Generación Espontánea), Arquitectura de las musas insostenibles (2008 edición AEM y Gobierno de Ecatepec), La Punk Poesía, fin del mundo, Ecuador (2012 ediciones el Quirófano), Poquita Fe (2013, Amarillo Editores), Canto tres, Pequeña Borderline (2015, Ediciones Botas), Óxido de tiempo (Mazahuacán ediciones, 2022). 

Premios: 2do lugar en el Festival Literario Internacional Porto de Galhinas, Brasil 2007, con su videopoema “Ausencia de ti”. Primer lugar en X Edición del Certamen Internacional de Relatos Hiperbreves (2019), Talarrubias, España.  

martes, 1 de abril de 2025

"The flower thief" poemas de Shree Ganguly


THE FLOWER THIEF


‘In our family the women never die unless they are killed.’ 

 

She sits quietly on the backyard fence, defiant. Feet Dangling through eternity, stars spangled around us. 

It is quiet now unlike mornings- real quiet. 

Hawkers, vendors, crows, cats, dogs, people 

The colour of the sun is different here, whiter, fiercer, heavier.  

It emanates a low sound,  

A sort of growl that holds you back from thinking or feeling or seeing.  

Perhaps it's this numbness of sunshine that we are gifted with 

Here. 

Perhaps it's this that keeps us alive;  

Alive and numb.  

Alive and blinded with light. 

Numbing.  

For how else can one live? 

 

In our family the women never die unless they are killed. 

 

She repeats as if she’s singing a song. 

It's the strangest thing to say it out loud over and over again. 

Grating, even. 

 

For stealing flowers at midnight. For jumping the fence. For being untamed. For being disobedient

 

But from the corner of my eye I can see her smiling, her head bowed down as if in awe;  

she steals a glance now and again at my feet, crimson painted nails like dripping blood.  

On her feet there are scabs and wounds, thorns, dried grass,  

Soil and leaves and ash. 

On her lap flowers lie dying a slow fragrant death. 

Night flowers  

 

Her face is pure,  

Dark and unblemished like the night sky… 

What an unusual face, 

Born out of the soil 

Her voice -like the soft humming of insects. 

Her fingers will sprout roots pointing upwards at the sky.  

For a girl like this can never be bound  

To the earth or to the soil. 

 

Did your husband have a weapon? 

 

He had a gun, I think. 

Some people in the village have guns. 

 

Shadows on the back wall form like the teeth of a tiger  

 

Have you seen this gun? 

 

No, but he talked about it.  

I could not let him kill me for stealing flowers, so I ran away. 

 

It's not safe for you to loiter about at night  

You are not a child anymore. 

 

But flowers wilt in the morning heat, the sun is not good for such delicate things

 

From inside the house someone shouts her name out loud;  

It startles her 

She leaps out of the fence like some nocturnal animal. 

A known thief around these parts. 

 

Everytime I go back 

I think of her 

…The girl with eyes like stars. 

My servants daughter,  

Married of at thirteen 

Runaway at sixteen 

I- ‘the insomniac’ 

And she-’the night-flower thief.’ 


She, who never came back from the village again after she was sent back. 

 

And I… 

Every Morning I find dead flowers on the pavement, Strewn like a broken necklace. Pungent, delicate. 

  

Gently I pick them up so that they can live 

Somewhere safe,  

We only feel the urge to protect  

The things that we want to hurt the most. 



LA LADRONA DE FLORES

"En nuestra familia, las mujeres nunca mueren a menos que las maten."


Se sienta en silencio sobre la cerca del patio trasero, desafiante.
Los pies colgando en la eternidad, estrellas centelleando a nuestro alrededor.
Ahora todo está en calma, distinto a las mañanas—un silencio real.
Vendedores, pregoneros, cuervos, gatos, perros, gente...
El color del sol aquí es diferente, más blanco, más fiero, más pesado.
Emite un sonido bajo,
una especie de gruñido que te impide pensar, sentir o ver.
Quizás es este adormecimiento del sol lo que nos es dado
aquí.
Quizás es esto lo que nos mantiene vivas;
vivas y entumecidas.
Vivas y cegadas por la luz.
Insensibles.
Porque, ¿de qué otra forma se puede vivir?

"En nuestra familia, las mujeres nunca mueren a menos que las maten."

Lo repite como si cantara una canción.
Es lo más extraño decirlo en voz alta una y otra vez.
Irritante, incluso.

Por robar flores a medianoche. 
Por saltar la cerca.
Por ser indómita.
Por ser desobediente.


Pero, por el rabillo del ojo, la veo sonreír,
Su cabeza inclinada, como si estuviera maravillada;
roba miradas a mis pies, uñas pintadas de carmesí, como sangre goteando.
En sus pies hay costras y heridas, espinas, hierba seca,
tierra y hojas y ceniza.
En su regazo, las flores yacen muriendo una lenta muerte perfumada.
Flores nocturnas.

Su rostro es puro,
oscuro e inmaculado como el cielo nocturno…
Qué rostro tan inusual,
nacido de la tierra.
Su voz, como el suave zumbido de los insectos.
Sus dedos echarán raíces, apuntando hacia el cielo.
Porque una chica como ella nunca podrá ser atada
a la tierra o al suelo.

—¿Tu esposo tenía un arma?

—Tenía una pistola, creo.
Algunas personas en el pueblo tienen pistolas.

Las sombras en la pared trasera se forman como los dientes de un tigre.

—¿Has visto esa pistola?

—No, pero hablaba de ella.
No podía dejar que me matara por robar flores, así que huí.

—No es seguro que andes por ahí de noche.
Ya no eres una niña.

—Pero las flores se marchitan con el calor de la mañana,
el sol no es bueno para cosas tan delicadas.

Desde dentro de la casa, alguien grita su nombre en voz alta;
ella se sobresalta.
Salta la cerca como un animal nocturno.
Una ladrona conocida en estos lugares.

Cada vez que regreso,
pienso en ella...
La chica con ojos como estrellas.
La hija de mis sirvientes,
casada a los trece,
huyendo a los dieciséis.
Yo—"la insomne",
Y ella—"la ladrona de flores nocturnas".

Ella, que nunca regresó del pueblo después de que la enviaron de vuelta.

Y yo...
Cada mañana encuentro flores muertas en la acera,
esparcidas como un collar roto.
Penetrantes, delicadas.

Con cuidado, las recojo para que puedan vivir
en algún lugar seguro.

Solo sentimos el impulso de proteger
las cosas que más queremos lastimar.


Traducción al español: Johanna Carvajal Arboleda 

*Shree Ganguly (Calcuta, India) Es una artista india - británica de performance, poeta y narradora que ha presentado su poesía en prestigiosos escenarios del Reino Unido como el Royal Albert Hall, el Harrogate Theatre y la Leeds Trinity University. Ha sido publicada en numerosas antologías; uno de sus relatos, The stolen night - La noche robada (publicado en Grit: Nuevos relatos de escritores de Yorkshire), ha recibido excelentes críticas. Completó su maestría en Literatura Comparada y actualmente reside en la ciudad de Leeds, Inglaterra.

Sus temas combinan mitos y folclore, los cuales recrea en un contexto psicológico. Los paisajes agrestes de Yorkshire y los lugares salvajes y desolados que recorrió en la India forman parte esencial de los mundos que le gusta crear.