8.
Conteniendo el hálito
que busca el origen,
pude sentirme expulsada
de un festín de magma,
azufre y nubosidad
qué mutó a primavera.
Manantial
trino de ave voraz,
vuelo entre los hilos del viento
que abrazan los cuerpos,
Humo blanco proveniente de
la hoguera de un corazón.
Rugido adentrado en el espíritu que aguarda el misterio,
mirada noble de un ser místico y vetusto,
quien comprende porqué
sus manos fueron raíces
del árbol más fecundo.
Pude sentirme ello
y quizás mucho más,
Hoy es sólo reminiscencia,
de este cuerpo, esta esencia,
el júbilo que llega tardío
sabiéndose en la nada.
SERMÓN AL SILENCIO
I
Sí
He perdido de vista la punta de mis pies
HOY
El recuerdo es un vacío deicida
Que al callar somos.
II
Al igual que el el día corresponde al ocaso
No resístome a desposeer mi voz.
III
¿Cuántas vidas debo cursar para prestarme
a ver una esfera de luz al cerrar mis ojos?
No sé cuántas, puesto que aún no logro ver lo que no soy.
IV
No teman…
Visiten mi degredo
Congreguémonos en la mortalidad
Haciéndonos eslabones que aten flancos
EL OTRO Y YO.
V
Deseosa por rehabilitarme, siento más seguridad
Para limpiar mi ser de aquella adicción por las palabras.
Desintoxico mi garganta del sonido enlodado
Mientras me convierto en una gotita de manantial salado
Y me deslizo por cada uno de los rostros que ignoro, aunque he mirado.
VI
Esta puerta que soy
Y atravieso para verles
Salgo azarosamente
La cierro y arrojo la llave
No soy más atravesada
Siquiera por la rememoración
Que evoco en quienes un día
Entraron sin avisar.
VII
El índice que presiona mis labios
Es la cruz que me sella.
Ahora, solo mi respiración
Es mantra que rezo
Para alcanzarte LUZ.
MEDICADA
Cuando el mundo cae
con su peso en mis hombros
y el corazón se estrecha
entre llanto y hastío
imagino mi cuerpo ajeno.
Lo veo
Con sus pies temblorosos
transitando sobre el pavimento húmedo, mientras exhala una bocanada de humo combinada con bruxismo.
Incluso, puedo oír cuando la resignación se desliza en forma de trago, a través del esófago.
Olvido si estoy respirando, o cuántas veces parpadeo por minuto; pues no estoy allí, dentro de aquel cuerpo ajeno, el cual se convierte en otro compañero inadvertido.
Lo espío cuando llora a solas,
cuando ríe, gime
o vive a gritos y canta su sentir.
Pienso que...
Podría hacerme su amiga
e idealizo una conversación extendida, dónde ambos concluimos que no estamos solos, que nuestro sufrir coincide.
Así se posa el consuelo en mi coronilla.
Sin embargo...
Todavía no recuerdo cuántas veces parpadeo por minuto,
ni cuántas palabras pronuncio al día.
¡Es más!...
No recuerdo cuántos besos he dado
o cuántos abrazos he compartido.
Continúo afuera
jugando a la espectadora de un cuerpo ajeno que,
poco a poco
se marcha.
*María Alejandra Uribe. Nació el 9 de abril de 1993 (La Estrella, Antioquia). Abogada, apasionada por las humanidades, dialogante a entre el sinsentido de la existencia y la sensibilidad enmarcada en sus letras. Poeta de la ciudad de Medellín, ha participado en diversos espacios poéticos en el Valle de Aburrá, coautora en la antología de mujeres poetas de Medellín "La Jaula se ha vuelto Pájaro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario