I
por los acertijos
que buscan la piel tejida
por el tiempo,
a encontrar en tu pecho
la semilla de un jardín
regada por las lágrimas
de la noche.
Decidiste escribir
en los pétalos del girasol
las historias
que se esconden bajo las piedras,
lugar donde nacen nuestras sombras.
Te desnudaste
bajo los ojos abiertos de la noche
y la penumbra te descubrió en un espejo
en un cuarto olvidado por los dioses.
XVI
en la que el árbol presiente su muerte
y los pájaros vuelan a las estrellas?
¿Quién sopesa la angustia de las ramas
al enfrentarse a una noche sin cielo
o al aullido del lobo
que sabe leer las partituras del viento?
¿Quién visita la habitación del tiempo
donde se encuentra tu cuerpo desnudo
entre los despojos de la fugaz caligrafía
que inútilmente hace crecer mis manos
para acariciar su sombra?
A través de la ventana
el árbol habita los recuerdos
guiado por los pájaros que construyen la mañana
para heredarnos su canto y la libertad del vuelo.
XXI
[...]En las montañas, entre los
árboles más jóvenes,
/allí lo haremos. Cuando caiga la
noche /y la luna de plata
cante sobre la cerca caída, lo
haremos.
Jader Rivera Monje
engendrada en la memoria.
Creo en el refugio de una antigua aldea
en la que sus calles humedecidas
abrigan al ave que crece en silencio.
Creo en otro cielo
en el que brota la amapola,
y su olor guía a la mariposa
que no teme despertar un jardín
adormecido.
Creo en la palabra
que se escapa
de la mirada triste de la muerte
para disipar las sombras
del lugar en el que tu cuerpo
cumple la promesa.
XXV
intentar descifrar
en tu rostro los ojos del tiempo.
Aprender a escuchar las palabras
que mueren en tu garganta,
a tocar tu reflejo mientras los cisnes
sobrevuelan el silencio,
a escapar de las ruinas de un lago
que se reconstruye cada mañana.
Quise descubrir el olor del atardecer
de un mundo que desaparece
en la comisura de tus labios.
XXXI
Esa ya no es su casa/sino los
altos muros de su
tumba.
Hernán Vargascarreño
entregarme las estrellas
y convertir en óleos su luz.
Vigilo el caer de la luna
que seducida por el abismo
se desprende de la memoria
y cae en mis manos.
Le quito la oscuridad a la noche
y en ella pinto los pájaros
que alimentados con mis recuerdos
se posan en el viento.
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