Sin destino
Quizás de dónde llega
la alegría vivida desde adentro.
Tal vez llegue de una llanura de luz
o de un viento etéreo.
No lo sé, puedo solo cantar y obedecer
a estos cielos azules que contienen
tanta gentes amigas
sentadas sobre los segundos
de evanescencia,
contenidos en la herrumbe del pasado.
Quizás a dónde llega el mito
que dona la destreza para desviar el timón
hacia la evolución.
Quizás si basta aprender a saltar los vacíos
y a caer entre los intervalos de la sonrisa
para escuchar sin tener prisa
el son del pétalo lejano
detenerse en el ritmo de las hojas,
contemplar sus temblores de luceros,
aprender de los ojos nacidos
para arder al canto del viento,
como granos de arena que no conocen
su destino.
No é de todo esto nada,
mi voz sólo sirve
a las aves insoñadas,
no conozco los secretos
del sol de besos
con belleza espiritual,
en el plenilunio de cristal
me hago preguntas delante al espejo
y me responde el reflejo
de un pájaro musical.
Viajar
Viajar ahora
es quedarse sentados.
Se cultiva inmovilidad
sobre las hojas verdes
de los dientes de león,
entre amapolas de emoción
se encierran nuestras vidas.
Se levanta el desierto
al sucesivo mirar.
Irse es no esperar,
esquivar el espejo
para no verse.
Irse es perderse
en el opaco reflejo
de la realidad.
Irse es no escuchar la melancolía,
no soportar que el día
muestre su intimidad.
Irse es evitar
la perturbación que asedia,
fingir de recitar en una feliz comedia,
cambiando siempre argumento.
Irse es hacer de la verdad puro cuento,
tener siempre una sonrisa lista
y hacer de la fuga una conquista.
Origen
Me dices:
¡Ve! Regresa a la origen
donde te eligieron,
al misterio último de tu alma,
al grito de fuego de las entrañas,
al primer insulto del respiro
en el recíproco perdón
entre tú y la muerte.
¡Ve! Inflama tus pulmones en el viento
y con voz desesperada deja caer
los ojos entre el reflejo de la placenta,
en el reloj de luz que te dió la vida.
Golpea, con golpes duros
la herida que besa
las manos sin ritmo,
cruzadas sobre el pecho
para no detener el alma.
Sin quejas
¿Cómo puedes quejarte de la vejez?
Te ha permitido de nutrir
almeno seis perros,
cuatro gatos
y numerosas plantas.
Te ha permitido de alimentar
una cuna de peces
con fuego solar en las escamas
y te permite de dormir poco
para contemplar los sueños de la luna.
¿Cómo puedes quejarte de la vejez?
Te da el tiempo
para contemplar los retratos de nubes,
mientras esperas sentada
en el umbral del horno
de tostar el mundo,
para hospitar con pan caliente
y biscochos
quien se acuerda todavía que existes.
*Yuleisy Cruz Lezcano, nació en la isla Cuba el 13 marzo del 1973, vive en Marzabotto (Bolonia, Italia). La poeta llegó en Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y consiguió el título en “Ciencias enfermeristicas y obstetricia” consiguió, además, un segundo título en “Ciencias biológicas”. Trabaja en la salud pública. En su tiempo libre ama dedicarse a la escritura de poemas, poesías, relatos, a la pintura y a la escultura. Numerosos son los premios literarios donde ha obtenido reconocimientos importantes y las antologías sea nacionales que internacionales en las que son presentes sus poesías. Ha representado su país natal Cuba por dos años consecutivos al Festival Internacional de la Poesía de Tozeur en Tunisia. Ha publicado 16 libros de poesías en Italia, dos de los cuales en los dos idiomas Español/ italiano, y un libro de narrativa. De su obra se destacan los libros:
“Demamah: il signore del deserto – Demamah: el señor del desierto”, 2019 “Inventario delle cose perdute”, 2018 “Tristano e Isotta. La storia si ripete”, 2018
Pàgina web: http://www.yuleisycruz.com/chi-sono/
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