Habitáculo:
Casa
de viejos
En la casa de El
Gengis
siempre me atendía el Tata con un vinito.
Enseguida alguien se ponía a leer unas líneas colgadas,
dependiendo quien esté
la noche
continuaba abrasando pechos. Sin frenos
para el vino y la cerveza.
No nos importaba con qué dolor, o risa, se leía,
había que tener un mínimo de aliento
para darle vida a las letras divorciadas,
El Ballena
dejó de ser el Horcas,
el Pela,
que a punta de maldito giraba la mesa.
El Tata se nos cagaba de risa,
y cuando no seguíamos el grito del perdido
íbamos con el poeta de turno/
ahí era cuando se nos iba a dormir.
Aparecían los colmillos/ el terror asumía la cara,
rodaban los disfraces ajenos, la vida
se obsesionaba en poner por delante los golpes/ y
tercos
resistíamos las horas, los guadañazos.
Caían los premios al valor de la curiosidad ante la
sombra.
Poetas y músicos, anarquistas y cristinistas,
borrachos,
descreídos de la revolución modernista, todos
con un porqué: Viejos.
Ludopálico en el
departamento
Quisiera volver al sitio donde nací por segunda vez,
irme
con los Ellos, vivir
lo lindo que es.
Confieso el trago, y
haciendo la tarea
me escondo en las habitaciones
donde la nada es
más que un recuerdo.
Madurar me va haciendo camino en esa soledad
donde
elijo con quien hacer trabajar el tiempo,
lo demás es parlatanería barata, tener sentido
es decir nada; hablar
y hablar. Asco,
aunque siento menos asco
con el que desconoce a Séverac
que
con el hijo de puta que mete bombas en el desayuno.
Mientras tanto
intento redescubrirme niño, manejar el trazo,
más o menos algo coherente, no perder la sonrisa,
dudo
si podré hacerlo bien.
Uno o dos vasos de algo fuerte,
una buena ducha,
para sacarme la roña de la depresión,
andar desnudo
por las habitaciones, sin testigos.
Nombres bajo techo
Volver
para terminar jugando con ella… Que lindo.
Pelear en la cama, tirados
y enredados,
aprehendí a abrir el corazón.
Me alejaba por infinitos segundos,
la vi sin la careta de la Lilith. Luego
la embestida, viéndole el tatuaje de sus alas,
y recordando la masa del mundo de dónde vino, y
por dentro, y por fuera, desnuda. Amor, masticando el
sexo.
Fricción, aroma de hembra acabada, y una legión
mirando a través de la ventana,
cuidando las llamas,
salivas y calor. Calor…
El chasqueteo de las carnes chocándose,
y su voz gritando fuerte en la habitación,
molestando a los contiguos,
alterando a los pibes
el sueño de las buenas noches/ siendo ese ser
con miedos a
la gravedad de las pieles
que golpeaba con las piernas la pared del vecino
moralista.
Los huesos
contuvieron el sabor de lo que me amó.
Yo a veces llegaba con ritmos cansados de las changas,
hambriento.
Desde la obra al departamento, llegaba oliendo a cal,
y su boca
supo contener el aliento del misterio,
renovó los gases de la implosión.
El detalle de la
soledad
… pero algo de cierto queda;
Visitóme al futuro,
y no hay recuerdos,
todo muere en su misma casa, en una habitación vacía,
sólo, completamente
sólo.
Tal vez sea la ignorancia y la muerte,
cosa misma que ha de su engendro crearse,
cosas bestiales
como el tiempo/ Libertades.
Acontóse que habláis cuan simple
a la nada
desde
esa maldita habitación vacía.
Paseando entre los
cuartos
No, los sueños no se olvidan,
pero
se demoran.
Dicen que su lanza seca es gris,
te chupa el aliento de vida,
estrangula y
la lengua se hincha.
Las estructuras pasan por frente,
enamoran el tiempo,
condenan la
eternidad.
El viaje
hace ruido de catástrofe en los bolsillos,
no puedo llegar al vórtice,
y en esta soledad llevo
lo presente;
cuartos oscuros.
Hueso viejo
Me voy preguntando cosas que sólo nos pasan a los
viejos;
y
vale la respuesta del cosmos,
vale poder
acompañar viajes
sin metros de por medio, regar la planta
antes que nazca la flor, dar caza a la vida.
Cómo vivir… Y los recursos…
Siempre faltan los recursos
cuando
la suerte corre por los lados como liebre.
Igual es bueno saber que la liebre es comible,
que Juancito las cazaba con perros y manos;
nunca un tiro, sino trampas,
como antes.
Se hace el momento en que se debe salir
y evitar ser sal;
Es la regla que
me mantiene vivo.
Un pantallazo, recordado por algún trago,
y en él desnudar los colores,
aceptar el lugar, hacerse a la noche,
y buscar ahí,
con los ojos bien abiertos,
más respuestas a esta casa.
Las etapas del
encierro
Le gira como luciérnaga en el báculo,
el mismo
que usa para apoyar la espina que lo sostiene.
Da golpes entorpecido por los haces de la persianas,
le joden las noticias,
apaga el televisor;
Los nombres están cerca, le da miedo.
Para qué girarle gritando mensajes,
sabe lo que es
y no persigue los celos heridos,
construye con naipes la casa de la hora,
para aprender a destruir. (Cosa que solo nos atañe
como especie).
Los juegos son
causa de lamentos/
de otro que le canta al crupier
los dados cargados,
son los ciegos del bonete/ son las voces del sueño
que llegan
para carraspear la garganta.
*Santiago Maldonado, Argentina. Fue en medio de su carrera
de la licenciatura en Terapia Ocupacional cuando fue diagnosticado como
esquizoparanoide. Allí conoció el infierno, comenzó a debatirse la locura y la
objeción de una realidad, fue cuando encontró, por bien, la escritura, las matemáticas
y la filosofía, a modo de escapismo a los fantasmas y demonios que vinieron a
acecharlo. Ha editado con varios heterónimos en toda su carrera en las letras. Halló
en la literatura, estudiándola en varios talleres de la provincia del Chubut,
la forma de definir estructuras, formas y escuelas a través de la poesía y la
antipoesía. En el año 2005 edito su primera obra; Boca De Calles, (Transito De
Los Pocos Entre Los Muchos). Con el tiempo formó parte del colectivo artístico
“Lo Eleméntico”, creando varios espacios para las artes liberales de la ciudad,
(Rawson). 2007 editó Tránsito De Los Pocos Entre Los Muchos (pi), una
desarmonía perfecta con el cosmos, (casi poemario). En 2016 jugó con textos
sofistas en forma de Novela; El Sueño de Levi. Ella se encuentra marcada por el
pensamiento mágico en un joven idealista, ambientada por los finales de los ´90.
Hace jugar el pensamiento analítico y simbólico judeocristiano en contra
posición con el pensamiento analítico y simbólico griego, de ella deviene la
catarsis y por el último la paradoja de la existencialidad. Y en el 2018, con
una mirada social, tomó una postura ideológica política con la lectura del
avance de la derecha en Latinoamérica, eso le dio a nacer el libro “Poesía
social, y siete poemas panfletarios”.
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