Mundo Para Un Poeta
He mirado mundos, a pesar de ya no tener los ojos,
he recorrido los paisajes donde residen los cuerdos
aquellos que ignoran que más allá de lo que se ve
está lo que se oculta entre líneas y espejismos lúcidos.
Un lugar donde vivir y la existencia no es una quimera
es una verdad; las rosas te saludan con un espléndido rojo carmesí
nutriéndose de la tierra que los muertos les han brindado,
produciendo aquel aroma a sangre fresca.
Los lagos portan agua salada de las lágrimas derramadas por dolor
vehemencia, y felicidad
siendo tan puros estos sentimientos el agua es clara
y se mira desde el fondo el cielo azul,
aún en la más oscura profundidad.
Quien la beba encuentra un elixir de la vida
una razón de escribir, una razón de recordar, una razón de olvidar
es un veneno para enamorados y un Leteo para los incrédulos.
Prohibido está aquí estar junto al amado,
pues estando lejos y teniéndolo solo en pensamientos
se crean las mayores obras,
el corazón no se detiene jamás, bombeando la sangre
e hirviéndola al punto de erupción de los volcanes
con el magma del calor de la pasión del hombre.
Las palabras se han callado, no existen más,
el poeta se expresa de manera sincera y espiritual
solo al salir por breves minutos de este mundo
se le permite poner satíricas letras de modo de oxímoros.
Leyéndose con el corazón
ya que los ojos no ven más
que el calor del éxtasis de escribir los han quemado.
Nunca antes el ojo humano ha soportado tales aberraciones de la realidad.
Bienvenido al mundo del Poeta…
Esta tierra se encuentra en el centro perdido del universo infinito
dividiéndose en países, pueblos y ciudades,
Norte, sur, este, oeste.
Todo está en este lugar no falta más que nada.
Si miras al norte encontrarás a las sirenas,
hijas del viento, la tierra y el mar;
mira al cielo y las verás volar,
mira el mar y las verás nadar
son bellas y orgullosas, cantando día y noche
perdiendo a todo hombre del camino trazado por las olas
¿Quién ha escapado de ellas?, solo pocos saben qué hay más allá del norte.
Al este verás a aquellas venidas de Pieria
son las musas que te acogen en sus encantos
y apremian con sutiles cantos
podrás meditar en sus árboles,
escuchar la voz que se conduce en el viento
son bellas y cada una cuenta con el don que gustaras en su estancia.
Mas debo advertir, ten cuidado de perderte en agonizante amor
pues no corresponden ni a las más bellas cartas del amante
ellas cuentan ya con sus encantos y deleitadas están con ellos
inspiran a las más grandes obras jamás leídas,
a una música pura que se escucha solo con el alma llegando justo al corazón.
Podrás reír y llorar; bailarás danzas que nadie ha musitado en sus escritos
entre el movimiento del cariño y del amor.
¡Ve! Y recuéstate con ellas
que las artes y las ciencias son un deleite sazonado en la creación.
Ven aquí, y no mires al sur que es la vegetación de horrores
quien penetra el lugar no regresa jamás mirando de nuevo.
Sus ojos, lengua, brazos y piernas se pierden en cada paso por el sendero
en la entrada esta Forcis con la canasta de sus miembros
y del otro lado Ceto llora la tragedia que le hizo al casarse con su hermano.
Todo puede ser verde y parecer un jardín de Babel mirado desde este ángulo
pero que la mirada no te engañe y usa la razón.
Ponto ha nutrido la tierra que Gea ha puesto entre el bosque,
dando agua a cada fruto del camino,
pues su dolor como padres no los ha detenido para seguir de lejos a sus hijos
y a los hijos de sus hijos,
No intentes salir por el otro lado que oirás a mil serpientes
y si la ves en su esplendor tu expiración en piedra eternamente quedará.
En el mundo donde viven los ciegos y mortales nada es eterno
y solo en sueños infantiles y cuentos de hadas ficticias se puede crear
pero el lugar donde existen los poetas y residen los enamorados,
el lugar donde verdaderamente me he creado,
es tan real como la carne de la madre estéril de hombres
progenitora de nostalgias, suicidios y lamentos.
Ella está aquí en el centro del mundo
es la llama de la Soledad.
Mirar su rostro consigue dar miedo y amor,
es tan bella que rompe la continuidad de la mujer
nada le ha de pedir a la verdad;
Ante la delicadeza del alma humana,
un espectáculo de gran horror;
es un acto de compasión frente a lo que es realmente la soledad.
Dueña de versos enteros, de almas prisioneras por amor y despecho,
de hijos abandonados por la conciencia,
es cruel con quienes no la quieren
pero una fiel amante para quien la busquen.
Viajemos al oeste donde desde lo alto de las montañas
se contempla la risa de las hermosas doncellas
estas son las ninfas.
Ten tu lujuria apartada,
desde lo alto observarás a las ninfas de los bacanales
y placeres mundanos que les gusta realizar,
haciendo de manera vulgar al amor.
Pertenecen a una corte especial de Baco,
llenando las copas a cada sorbo y los cuerpos de éxtasis en cada reunión,
cayendo en perdición dejando a un lado la razón
y viviendo del y por el placer;
pocos han podido salir de tal aberración
y regresar a su punto de partida,
mostrando los placeres en pinturas,
quienes no salen viven en un punto sin razón,
con el único propósito de satisfacer sus placeres,
que tanto los daña hasta al grado de ya no poder sentir.
Si miras más allá verás a las ninfas de Artemisa
bellas y puras, floreciendo la castidad en su vientre
un deleite para todo aquel enamorado de virtud
y que no ha tocado aún los roces de la mujer.
Siempre se les ve solas ya que muchos ignoran su existencia
quedándose en terrenos de Baco.
Aún más allá, entre la fresca brisa y húmeda hierba se juntan aquellas
que protegen el templo de Afrodita
esperando ser raptadas por aquel que toque su corazón.
Son tierras que como humano no pisarías,
pero como poeta eres bienvenido en cualquier momento.
María del Pilar Morales (México, 1994) Egresada de la licenciatura en Física, apasionada por las artes, especialmente la poesía. Escribe de forma esporádica en su blog personal, buscando la relación entre el arte y todo aquello que nos acerque un poco a la ciencia, más allá del universo.
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