Maldito el inicio
Ando
deambulando,
un
sórdido augurio
cruje
sentado
en
mis ilusiones deshojadas
¿Ilusiones?
Todas
se han vuelto
una
muchedumbre de puñaladas.
El
día y la noche son telarañas
sofocando
mis
confundidos
pálpitos,
despertar,
dormir,
dormir,
despertar,
¿Son
diferentes?
Ambos
me amenazan
el
miedo está en ambos,
míralo,
caza
mis pupilas
inmaculadas
¿A
quién le hablo?
¿A
los periódicos?
¿Estoy
dormido?
No
sé,
bailan
las sombras
vestidas
de basureros,
la
catedral es enorme
y
no tiene entradas,
la
brisa hace un duelo
con
mis débiles andrajos,
las
nubes se escurren
la
hipotermia
acosa
el callejón
que
socorre
mis
huesos apiñados,
los
semáforos juegan
con
sus luces
¿Hay
alto para
mi
pena?
¿Cuándo
inició?
¿Por
qué no me miran?
¿Creceré?
Las
suturas de mis
fuerzas
están
naufragando
¿Existo?
¿Cuándo
dictaron
mi
sentencia?
¿Es
vitalicia?
¿Qué
hice?
Todo
está borroso,
mis
vísceras
se
desploman,
las
yemas
de
mis arpegios
buscan
salvación
¿Y
si mi boca
fuese
grande?
La
alcantarilla
quiere
tragarse
la
ciudad,
me
pide una sonrisa
¿Qué
es una sonrisa?
No
lo sé,
se
lo preguntaré,
porque
en alguna
esquina
vagabunda
escuché
que
los niños
Juramentos
Redactaré el
obituario
del miedo entre
ropajes de respiros,
escarbaré entre
los estigmas
que azotaron la
rebelión
de mis lunáticos
espejos,
desempolvaré las
epifanías
que lloraban
histéricas
entre cojas
cautelas.
Las moléculas
salvajes
de los himnos de
mis vergeles
expulsarán brillos
impostores
¿Algún sol
perdonaría
días adulterados?
El colibrí canta
sentencia de
muerte,
la justicia de un
pez herido
le hace reverencia
y corro buscando
su herida,
anotaré todas sus
denuncias
en los muslos de
mis pendientes.
Afilaré las
espadas
que pelean desde
bocas
minúsculas con
fríos gigantes,
sumaré los
suburbios
tuyos y míos
hasta encontrar el
nacimiento
donde terminan;
ataré en mis
tobillos
los juramentos de
amores
en combates…
ataré la gloria de
prodigiosas
islas de eneros
entre fecundos
despertares.
Releeré las
cataratas
de viñas
decapitadas,
los puñetazos
perennes
de dignos besos;
y dormiré de vez
en cuando
entre las
divinidades de mis pecados
cuando las aves
nocturnas
dan serenatas
frente a la
cadencia
de embrollos
inconfesos
que reivindican
despeinados
aciertos.
Ahogo
Una apocalíptica
tempestad
robó los ropajes
de un cuervo
un séquito de
nubes los porta
y el diluvio de
penalidad comienza
a embestir mis
pasos
voy corriendo
resbalo
caigo
estoy empapada
mi supervivencia
quiere desnudarme
y un torbellino de
destrucción
sujeta mis manos
para atormentarme
tiemblo
siento frío
un inusitado
abandono
lánguido lacayo
va engullendo
lo que queda de
mis fuerzas
urge
levantarme
correr
sobrevivir
vivir
pero yazco
en pedazos
sin encontrar
mis piernas.
Duelos
de una sonrisa
Si
conocieran los argumentos
detrás
de la sonrisa
sonarían
tambores para calmar el estruendo
de
un cáliz de asesinatos
que
ahoga la penumbra de un corazón
que
lleva duelos de funerales
de
justicias pendientes.
Rescatarían
escuelas vacías
que
ayunan por decreto
pidiendo
la resignación de un poema herido
en
la yugular de unas niñas.
Rescatarían
la proeza humana
hipnotizada
por titiriteros
de
pantallas estúpidas
Buscarían
serruchos gigantes
y
acabarían con los barrotes
de
supermercados,
con
los candados de la maquila
del
barrio sin aire,
con
los barrotes de residenciales
vacías;
serrucharían
entre la euforia
las
cárceles clavadas
en
el reloj de obreros sin días.
Arrodillarían
los festejos
delante
de camposantos
de
niños con brazos de poesía arrancados.
Beberían
de la conciencia
del
corredor de la muerte
de
pobres inocentes
y
ganarían la relevancia de la vida.
Cortarían
las hipocresías de lamentos
sentados
bajo la chimenea
que
tan sólo mira
el
hielo de esqueletos vecinos.
Escucharían
la memoria de las calles
acarreando
el duelo de su gente
en
carretas de vísceras humanas
llevadas
por carniceros malditos.
Sospecharían
que jamás se sonríe despierto
sin
cargar el río detrás de cada grito
y
que la esperanza son pasos sobre rocas
con
cuerpos de erizos,
que
imaginan al llegar a la punta de cada colina
el
final de guerras de hambre.
Darían
respiración sueño a sueño
palabra
a palabra
indignación
a sueño
darían
respiración sueño a despertar
despertar
a raíces
raíces
a amores
darían
respiración amores a mundo
mundo
a semilla
y
detrás de la sonrisa
moriría
el duelo
y
por fin nacería la paz de todas
las
sonrisas que inhalan libertad
de
crepúsculos de ternuras.
*Indira
Ríos, Honduras. Algunas de sus letras han sido publicadas en la Revista de
creación literaria y análisis político Los Heraldos Negros de México y en la
Revista Literaria El Rendar en Argentina; participó en el Festival
Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer 2017 en la ciudad Guatemala y en
el III Festival Internacional de Artes Feministas México 2017 realizado en
Ciudad de México. En el 2019 algunos poemas de su autoría aparecieron en una
antología realizada en Tijuana, México; esta reunió letras hondureñas y
mexicanas, el libro fue publicado bajo el nombre de Urdimbre.
Es Poeta y educadora popular, estudió pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y una maestría en Innovaciones para el Aprendizaje en la Universidad La Salle de Nicaragua, actualmente es estudiante del Doctorado en Estudios de Migración en México.
Cree en las letras como un instrumento de lucha y liberación, se declara una eterna loca y soñadora, espera publicar este año su poemario.
Es Poeta y educadora popular, estudió pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y una maestría en Innovaciones para el Aprendizaje en la Universidad La Salle de Nicaragua, actualmente es estudiante del Doctorado en Estudios de Migración en México.
Cree en las letras como un instrumento de lucha y liberación, se declara una eterna loca y soñadora, espera publicar este año su poemario.
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