Historia y poder
Vivo en una isla de hierba azul, ríos rojos y
una extensa cadena montañosa cubierta por flores de color púrpura,
hoy como ayer y mañana, el gobernante despierta
y luego de alabar su imagen pusilánime en el espejo cínico de la historia,
toma su látigo, lo estira y golpea con todo
el rigor de su odio a los que aún respiramos,
el sonido divide el tiempo en un antes y después
de los surcos de sangre,
es un silbido más intenso que el hambre,
no puedo gritar, nadie lo hace,
¿para qué?
estamos ante un público sordo,
por las noches puedo mirar la luna
mientras el que antes era mi amigo está lejos, dormido o distraído
en algo más relevante que un cuerpo que agoniza
aún rezumban mis oídos,
se trata de un sonido agudo
ensordecedor
amarga sinfonía que desgarra
este pedazo del mundo
una Isla es la historia de un pueblo que espera
recibir el don de la cosecha,
un lugar en que el ambiente es húmedo,
y el calor acaricia la piel,
mientras la serpiente extiende su plumaje
envuelta en los brazos del viento,
mi historia es breve pero la de mi pueblo es tan
de antes
como el instante en que el universo reconoció su latido,
conocía el ciclo de la tierra porque podía hablar con las estrellas,
ahora soy la presa de las ficciones del gobernante,
soy el ardor de mi espalda,
mi tristeza es una queja fugaz para el cansancio de mis días,
una Isla es un sueño sin destino
espera inútil,
una vez más caigo en el vértigo de la conciencia
el poder del otro no es total
pero la tormenta se acerca
es tarde, el mundo está por desaparecer
La codicia
ayer
sólo hablé de ti
con palabras distintas
pensé que el capricho del hombre
desfallece al llegar a su trono de polvo
que cuando subo hasta tus labios
ciega busco el marsupio de mis días
en ese viaje
humedecí mis signos
con las olas teñidas por el sudor de tu cuerpo
tengo ganas de volver a sentirte
los recuerdos andan
como seres delirantes
que transforman todo lo que tocan
el tiempo vaga arde e incendia
no hallo la calma
la distancia me pierde
intento producir el brebaje que mitigue
el dolor de la existencia
es inútil
la historia: cazador hambriento avanza
la sangre de un extremo a otro
todo lo deshoja
hijo de la hora cenital
inunda con tu veneno
la miseria de mi carne
escribe sobre la arena el
infierno de dudas que te acosa
tu palabra es el sonido sordo
que tortura mi vientre frágil y deseante
tus dientes de limón clavados en el hueso
de mi alegría
tu costado vacío en que los cuentos de otros
adquieren forma y se encarnan en el vértigo
del destierro
luego de ti
lloro la codicia impotente por saberte cierto
rito secreto del goce que hiere a la verdad
tus manos
el páramo donde destazas mi nombre
*Tania Acosta Ayala
Psicoanalista, docente del Departamento de Filosofía de la Universidad Iberoamericana. Ha participado en eventos nacionales e internacionales sobre literatura, arte y filosofía.
Como artista visual, ha participado en exposiciones individuales y colectivas. Es cofundadora de la Colección Zapata Acosta. Sus principales líneas de interés son modernidad, psicoanálisis y violencia.
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