Nace en Caloto Cauca el 7 de enero del 87
pero su vida transcurre en Cali,
el ApoCALIpsis, el Calicalabozo donde
Andrés Caicedo, Mayolo, Luis Ospina
& otros vehementes descendieron
al inframundo mundo del arte.
En esta ciudad
camina por callejones & túneles tenebrosos,
bebe cerveza, escucha Rock and Roll,
convive con ángeles invisibles de alas incineradas,
baila salsa, viaja en el Crema & Rojo Ruta 2,
ve como caen las torres gemelas,
ingresa al Instituto Popular de Cultura,
lee unos cuantos poetas feroces & se inicia en el mal
camino de la poesía & el arte – es su religión –.
Cofundador del Colectivo de Poesía
Experimental La Sociedad Perdida en el 2014.
Milita en el colectivo Los Inadaptados de Cali,
en La Fundación Andrés Barbosa Vivas de Bogotá
& otras subversiones.
Pintor & prófugo de la Academia.
No ha ganado ningún concurso de poesía
ni hace méritos.
Una mañana se despierta
–como en la metamorfosis de Kafka–
bautizado por los Nadaístas
en sus aguas malsanas pero va sin rumbo.
Actualmente vive en Pasto Nariño.
Ha vagado sin un peso en sus bolsillos por Ecuador, Perú,
Argentina, Bolivia & Chile;
donde en casa de Nicanor Parra
aprende a no hablar bien de su poesía.
En la ciudad
“Ciudadano
yo te perdono
por recriminar mi brutal manera
de hablar con escorbuto.”
-Andrés Barbosa Vivas
Salgo de casa con el bodegón en mi estómago,
los perros alegremente pasean
la inutilidad de sus amos
y las hormigas caminan cautelosas
para no pisotear el sentido de sus vidas.
Basta un minuto para masticar el recuerdo
y desaparecer,
en el paradero espero la noche
porque ella no me espera,
vivo con la promesa del autobús
que me conduce a ninguna parte:
mañana ya no rodarán por la ciudad
mientras la gente desespera.
En la madrugada los gatos ven llorar
los ascensores en las azoteas
y los cuadros se desvisten
de miradas y preguntas vacías.
He venido de una tierra desconocida
por sus habitantes,
donde los ríos reclaman sus bosques
y la gente sin otra salida
besa el barro seco de su rutina.
Urbana Cosmovisión/Oración
Señor, tú que estás donde yo no creo
¿por qué no vienes dónde no me tienes?
Bendices la Coca cola y no me gusta,
has repartido el paisaje a multinacionales,
has vendido las almas a la bolsa negra en Wall Street
y no hablas Yotoco ni Wayúu.
Señor, yo que te nombro en estos versos
para refugiarte de los ateos, quédate aquí,
yo me iré a renacer en las aguas del Amazonas,
me iré en el bus incendiado de la tarde.
Señor, tu amor es transgénico
y no me sirve de semilla,
tan poco bailas Rock and Roll,
ni bebes cerveza,
ni juegas billar pool,
ni hula hula.
Déjame en esta nada absoluta en que me dejas
en las aceras de esta ciudad soleada,
la naturaleza será mi destino,
la palabra antigua de los ancestros será mi oración.
A Pizarnik y a los Poetas muertos de América
¿Dónde estás, Alejandra?
Te busco en el vértigo silencioso,
en el río o el dolor;
el eco de esta grieta insondable,
ya no estás en la penumbra del día,
Alejandra, devuélvenos a la Argentina,
yo también ofreceré esta carne de versos
a la desnudez de mi epitafio fugaz.
Ustedes poetas muertos
devuélvanme toda la América.
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