BOGOTÁ
Bogotá, útero cansado de parir
Calles que se perfuman de orina
Selva Embera en donde los niños duermen sobre el asfalto
Paredes que gritan el silencio oculto bajo la rutina
Vendedores con mejillas secas de indiferencia
Almas de cemento que se embriagan con agua bendita,
para soportar el quebranto del ensueño .
Bogotá, corazón de la tierra atrapado en un enjambre de púas
árboles invisibles
humedales amputados
pájaros mudos
Ciudad de humo que envuelve los ojos de las estrellas
Bogotá, ciudad de fantasmas que caminan bajo el sol.
LA CASA
El sentido del reloj se ha detenido
Las persianas como ojos cerrados no permiten el paso de la luz
Sólo el maullido de los gatos rompe el silencio absoluto
Sólo la lluvia calma la nostalgia de las madrugadas
¡No hay motivos!
Los sueños se empolvaron en las camas
Y los extranjeros que allí duermen,
no se miran nunca.
¡No hay razones!
Las memorias lloran en las grietas del cemento
El vientre que alimenta el hogar se cansa de parir…
Jarrones sin flores
Alacenas hambrientas.
La casa,
una pirámide de naipes pegada con saliva.
Al menor rastro del viento,
Se derrumba sobre un túnel de espinas.
OFRENDA
Perdida en el mar
como un pez sin cardumen
Me siento tan al borde del abismo
Que me aferro
inútil
a las cañas de tus manos.
Me enveneno de caricias
Tratando de curar la anestesia de los días.
Como un pez, que renuncia ante la muerte…
¡Muerdo el anzuelo!
Embebo la sal
Ofrendo en tu lengua mi carne
para salvarme del dolor.
Ana María Torres González, nació en Bogotá el 29 de Julio de 1995. Actualmente reside en la misma ciudad. Desde su adolescencia ha explorado diversas artes como la danza, la poesía y la pintura. Asimismo, posee intereses en el campo de las ciencias humanas, es Trabajadora Social. Uno de sus pasatiempos favoritos es leer y escribir poesía.
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