Tu piel con mis pies desnudos y cansados al trotar por alcanzarte.
Mis labios morenos
Trepan por tus senos, que son dos montañas medianas, firmes.
Percibo
A través de mis sentidos los vapores que exhalas, por el agitado respirar en el clímax del apareamiento.
La sed sacio
de tus ríos, de tus lagos. Me deleito al nadar en tus mares con solo abrazarte.
Con frenesí
En la gran excitación que sentimos al compartir este orgasmo, como si fuera cascada llena de estruendo y fluidos de mi semilla; esa que fecundara tu tierra, será maíz y formara vida.
Soy el gran falo cósmico, surca del cielo como centella, atraviesa atmósferas y atraviesa mundos, se impone para heredar un legado. Una raza de bronce.
Sábado 13
Así como el artista esculpió con tesón la roca, para obtener la obra.
El asesino golpeo tu rostro con martillo fiero para coronar su locura, Percutiendo fieramente tu cráneo. Aplasto el rostro, orgullo y belleza. Los gritos sofocantes no permitieron escuchar el crujir de huesos. No acudí al ruego.
Tu lobo delirante, esquizofrénico. En la delicada persona que eras, hurgo con sus grotescas garras quebrando la figura para ver tu luz interna.
Las ropas blancas revolcadas, de sangre teñidas. La pureza corrompida.
Mujer ahora que ya no eres, viaja a ese lugar donde los ríos de la tranquilidad humedezcan tu esencia. Imagino que el omnipresente absurdo ya tenía previsto lugar a su lado para recibirte. Descarnaste sin aviso. Repentinamente.
De la sangre derramada mucho se murmura quedo esparcida, manchada toda la casa, el predador lamio la tibieza al manchar su cuerpo con rojo escarlata. Sintió redimir crimen y culpa. Como si fuera el sacrificio del cordero.
Mujer ahora que ya no eres, no existes en la carne márchate tranquila. Te pondré una veladora, de este lado el luto se vive. Nos haremos cargo de los pendientes, ocúpate de seguir esa luz de la que algunos hablan, esos que tuvieron un pie allá arriba y regresan. No entretengas el viaje en cosas de este mundo superfluo. Venciste la vida.
Una cosa pedimos, no te nos aparezcas, porque dudaremos de lo que dicen las sagradas escrituras, de que los muertos no tienen parte ni suerte en la superficie.
Mujer ahora que ya no eres, que ya no existes en la carne, que ya no te duele haber parido un hijo y partir sin llevarlo, solo nos queda el vacío, el hueco por la ausencia. Por no compartir contigo.
A los que quedamos, también nos toca morir. Vencer esta vida, con buen recuerdo tuyo y la esperanza de no ser mal juzgados bajo la fuerza del mismo martillo.
* Benjamín Armando Varela Martínez. Nace en nuevo Casas Grandes el 1 de Marzo de 1977. Chihuahuense de nacimiento y por convicción, estudio en la Universidad Autónoma de Chihuahua, Comenta que no todos los textos son para el crecimiento del ser humano y el enriquecimiento del alma, porque existe lectura traumática y desesperanzadora, sin llegar a ser textos basura, mismos que conforman así parte de la literatura.
Como lector te digo que aunque, tus textos no tienen tantas fallas, poseen la cualidad de la vulgaridad. Pesado.
ResponderEliminargracias de antemano por el comentario. es grato saber que hay respuestas a lo publicado. soy un mal nacido en la poesia, vulgar . pesado .
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