Sus nalgas heredaron
todo el color
y cicatrices de la
cumbia
son el grito aguado y
rojo
que se escapó de los
montes mientras dormían
el día cuando los mayos murieron de sed
mis labios tienen el
ritmo de la sal
por eso muerdo las
nalgas de ella cuando tengo frío
y la suerte me escupe
los cristales rotos del mar
a mi morena se le
quiebra su boca de mojarro
cuando aspira el
olvido en la subienda
sus pechos son
chinchorros
donde ancianos dioses
expulsados por las balas
en los Montes de
María
vienen a dormir
son los riscos donde viejas sirenas
se divorcian de las olas
para renacer en aquel vientre de
arena
ella es madre de las
tormentas
que han desnudado el
silencio en la luna
allí los mochuelos tienen su cielo
ofrendan las alas al viejo arcángel
del viento
mi frente es la
nostálgica atarraya
que pesca los ojos de
ella
cada noche de ausencia
tengo los cantos del
desierto guajiro
los acordeones
quemados
por la aurora de las
palabras
mi
morena es la selva
de mis azules años.
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