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miércoles, 29 de agosto de 2012

La Cena del Diablo





1. Las puertas del infierno se abren, chocan despavoridos los demonios por salir, contra la corriente continua que se alterna entre ángeles y hombres convertidos hablando latín; se encuentran todos...y perdidos hallan en sus miradas olvidos del recuerdo de sus vidas pasadas, corriendo en esas nubes grises tras sus futuras almas, delante...sus cuerpos carcomidos en las bendiciones de Satán, en las maldiciones de Alá, que en sus tronos ahora... ni les interesa que el limbo…va a explorar.

2. Dos pasos atrás y las puertas se cierran, ¿dónde están las delgadas siluetas que en las agujas de la agonía hoy se enhebran? el sastre desapareció por morar en su última renta, tantos rotos por enmendar quedan sin aunar, es una pena.
Recordaba cuando apuró su último trago de veneno, elíxir mágico que la trajo hasta allí, no observaba a nadie, nadie le observaba, su alma perdida la había abandonado en cuanto supo que no tenía obligación de estar acompañada. Las puertas del infierno en todo su esplendor eran para ella, ahora su morada.

3. Sellar los brazos que alguna vez le recibieron, una vez de veces en que los peces, del cielo nadaron contracorriente, sobre aguas saladas... dulces... al fin amargas, aleteando con su lengua amputada sangrando el tóxico a 100, que manjar cálido tomó entre las brasas... un pez, llamado como ya ves, sin brazos, sin lengua y sin vida, nadando por el cielo a escondidas... huyendo de Cocho, su exnovio, que le buscaba por un rincón con sus brazos abiertos aceptando rechazos inciertos con agobio.

4. Nadie podrá alguna vez decir que no lo intentó, buscó y buscó, pero…no lo encontró, solo oía aquellas voces que la confundían de dirección, escuchaba aquella canción de cuna que cantaba mamá , los desgarrados gemidos de los soldados moribundos en la guerra, los silbidos extraviados de los náufragos sin vela, el silencio que las burbujas rompían sin parar. Finalmente llego a un pequeño estanque limpio… pero el reflejo le hizo correr despavorido, de nuevo a las aguas turbias de la miseria y el olvido, nadie le salvaría, solo ella, pero estaba demasiado exhausto, a punto de caer del recorrido, en su ausencia.

5. Andante por las aguas galopantes, como Jesús le había enseñado en los pasajes del evangelio disonante, chapaleando de sed en aquellas aguas rojizas, murmurando en pompas una canción del diciembre pasado, "mostráme ese apachurrao", consiente muy  bien que si lloraba tal vez se ahogaba de nuevo, y sin oportunidad de bailar por estarse cargando al miedo, ella, allí en la orilla de la casa de sus padres, comiendo costilla, pues nunca gustó de la sopa de pescado, ni de lentejilla, la olla ya estaba lista. Ahí mismo, renunció a girar hasta el mareo que le hacía recordar sus más alucinantes sueños....y así, sólo se deja allí como un pez muerto, que la corriente le lleve, que le hale hacia adentro…

6. … le invade la calma, aunque a veces le falte el aliento, y entre la paz que susurran sus oídos, espera somnoliento llegar a algún lado, conseguir la respuesta del camino que se ha desbaratado. Navegante… divagante, flota mientras la corriente le arrastra a un lugar lejano que ningún pie ha tocado sin caer ahí amputado, flotando… y quedar allí atorado.


7. Despierta en un cesto de peces, insabiendo qué ha pasado, tal vez mientras soñó con volar… algún hombre le ha pescado, o sólo dejó de llorar y ahora el mar se ha secado, o caminando debajo del mar corrió tanto por tanto querer alcanzar que en ninguna piedra se ha fijado…y… al final solo tropezó con una enorme ola de ideas que ahí mismo le tumbaron, que invadieron su cabeza y la respiración le cortaron; y corrió… huyendo lejos…de las sombras que invadían por completo…el espeso bosque...que le hacía perder en encuentro…con Cocho, su exnovio fantasma, que llegaba mientras sufría el asma, de un ahogo en ésa olla a fuego lento con papas, yuca y sal-pimiento... comenzó a rezarle con toda devoción a su santo allá en el cielo, al pelao que nunca quiso... pero ahora más que nunca ... NO TE MIENTO.
Y ahora se ahoga en su lamento, queriendo, viviendo, menguando por dentro, y deseando, su cuerpo se impregna de ungüento, ella encontró el boleto para viajar a la luna y volver…en un momento.

K8. Ese líquido tibio, que doraba sus escamas... le quemaba todo el cuerpo, y arrancaba sus pequeñas alas. Había llegado al limbo, luego de ese paseo húmedo por lugares que nunca quiso, y aún así su fé en Cocho, se mantuvo intacta, saludable y fuerte, hasta las ocho, hora de cenar...de una pez ya pescado: un SAN Cocho. La olla a presión no resistió tanto calor en el cielo y por fin explotó. El infierno se apagó haciendo llamas el trono de dios, y el diablo cerró la tapa de la olla que sólo un segundo…abrió.

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