Antes
de la incredulidad de Platón ante la divergencia y el conflicto en el seno de
lo divino, Heráclito ofrece una perspectiva menos reservada ante la
contradicción señalada anteriormente. Uno de los fragmentos atribuidos al
filósofo “oscuro” dice lo siguiente: “Pólemos
es el padre de todas las cosas, el rey universal, que presenta a unos como
dioses y a otros como hombres a unos como esclavos y a otros como libres”.[1]
Pólemos como todo término filosófico
griego de difícil traducción, aunque en general su sentido se dirige a la
guerra, o colisión de fuerzas opuestas. A pesar de que el pensamiento de
Heráclito ha llegado hasta nosotros de forma fragmentaria o por testimonios,
vale la pena no ignorar las consideraciones de este pensador que nos pueden
indicar una dirección entorno a los problemas planteados por la tragedia.
La
guerra como padre de todas las cosas implica que en el seno de la naturaleza
las relaciones son antagónicas y contradictorias, a pesar de los intentos
platónicos de justificar la unanimidad y uniformidad en los designios de los
dioses. Heráclito señaló que lo natural de lo divino es la guerra. Al respecto Werner Jaeger en La teología de los primeros filósofos
griegos, señala lo siguiente: “la hostilidad y choque de fuerzas contrarias
–una de las grandes experiencias de la vida humana- se encuentra aquí que es el
principio universal que gobierna todos los reinos del ser. La guerra resulta
así en cierta forma la experiencia filosófica primaria de Heráclito”.[2]
Si bien es posible ver que el sentido de pólemos está ligado a la guerra, se
debe tener reservas al pensar en la guerra en su sentido estrictamente humano,
pues pólemos, señala la contradicción y choque de fuerzas opuestas pero este
choque es un principio universal de toda existencia. Pólemos es mas cercano a
un sentido ontológico del cual el conflicto humano es sólo una de sus
manifestaciones.
La
relación polémica de las fuerzas de la naturaleza es al mismo tiempo la
condición de posibilidad de la existencia del mundo, en otras palabras, la
hostilidad entre las fuerzas antagónicas no son necesariamente destructivas,
por el contrario, el choque de las fuerzas opuestas es lo que sostiene la
existencia del mundo. Otro fragmento del filosofo de Éfeso señala lo siguiente:
“los elementos opuestos convergen, pero de sus divergencias brota la más bella
armonía; de hecho, la realidad entera surge de la confrontación”.[3]
De esta manera la guerra no puede solo reducirse a la confrontación política de
lo humano sino a un principio ontológico que permite que el mundo exista:
Heráclito pone en
contraste la guerra con la paz en una serie de típicas parejas de contrarios tomadas
de las esferas cósmica, social y somática; apenas puede tener, pues, el mismo
sentido simbólico universal que en la sentencia en que se declara madre de
todas las cosas. Pero esto hace tanto más claro lo que debemos entender por
“guerra” en su alto sentido simbólico: el constante intercambio y lucha de
contrarios en el mundo, abarcando incluso la guerra y la paz.[4]
La
relación polémica de las fuerzas implica intercambio y movimiento en donde
generación y corrupción, vida y muerte, se acompañan en movimiento perpetuo.
Sin embargo, se debe tener presente que pólemos en el pensamiento de Heráclito
no es libre de un sentido destructivo. Lo que se pretende señalar es la
dualidad de la confrontación de fuerzas que puede o bien ser fecundo y creador
de la naturaleza o bien destruir lo existente para dar paso a otra cosa.
[1] Giorgio Colli, La sabiduría griega, traducción:
Dionisio Mínguez, Trotta, 2010, p. 33
[2] Werner Jaeger, La teología de los primeros filósofos
griegos, traducción: José Gaos, F.C.E., México, 2003, p. 120.
[3] Giorgio Colli, La sabiduría griega, p. 21
[4] Werner Jaeger, La teología de los primeros filósofos
griegos, p.121
No se por que nunca he creido en esas dualidades binarias de corte hegeliano. Si pienso que hay fuerzas en el mundo que chocan y generan algo nuevo, más creo que son multiples y no binarias. Aun que claro, en el pensamiento griego podria decirse que si, que habia muchas concepciones duales y binarias. No deja de ser interesante la figura de la guerra como acto de creacion.
ResponderEliminar