(De la aversión corriente)
Exacerbado en medio de la villa
Donde se arrastran largos gusanos
Emanan respiros atroces y tediosos
Energías tácitas y anémicas
Que hacen segregar la alteración
¡Ah!, ¡El Hastío!
Fruto de la mustia apatía
Desde ya, para siempre
Tú ya no eres más
¡Oh, materia viviente!
¡Muere!, “civilización”,
En el cementerio inmenso y frío
Sin horizonte
Rodeado de tu ambiguo espanto
Y sigiloso, pasivo, sin mirar, me asimilo,
Como nada tengo de emotivo
Y por ser mi desprecio completo
Del amontonamiento colectivo
Solo vivo
En todo tiempo, la Muerte te extraña
En tus convulsiones, risible Humanidad,
Y a menudo, como tú, almizclándose,
Zarandea su ironía a tus disparates
¡Muere!, “civilización”,
Adormecida en el fondo brumoso
Ignorada y olvidada sobre el mapa
Rodeada de tu ambiguo espanto
Las sombras aniquilan lo que apenas poseo
Y lo único que anhelo es hundirme en el caos,
La torva molestia se adueña, y solo deseo
Reposar en el vacío inmenso.
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