La tranquilidad se sienta a tu lado
y la desechas
porque te enseñaron a buscar
el acontecimiento de las luces y los excesos.
¿De qué te sirve la penumbra si ostentas la soledad?
¿Para qué un nombre que nadie ha de pronunciar?
La felicidad, sí, la llamaste,
viene a sentarse sobre tus rodillas
y la ignoras
como otros injuriaron la belleza.
Necesitas la identidad del tormento
Embriagarte caerte negarte y sobre todo
menoscabarte.
El aplauso vendrá por tu poema, valdrá la pena
el hambre, la miseria, el hastío. Tal vez luego podrás
disfrutar de las ventajas de tu nombre.
Es otra mi poesía.
Anónima, se busca y me busca. Me cambia
y la cambio
por unas centésimas de tregua.
Muy bueno.
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