martes, 31 de mayo de 2011
Engranajes del caos parte I
El tiempo fue confuso y delirante; el espacio, indefinible, tanto o tal vez ninguno.
Sobre las rocas ardientes he escrito mis palabras y entre las ciénagas de los muertos han retumbado mis pasos, pero aquí, tarde ya, lugar de tan negras penurias, no hay roca que no se haga polvo, o fuego que por fatuo o genocida que no se abstenga airoso a transmitir mis fútiles palabras.
Cuando algún brusco dobles en los pabellones de la existencia haya secado estos pantanos y ya solo el oxido y la herrumbre me acompañen, mi ser adormitado no recordara a los viajeros, pues las apéndices dolientes y palpitantes en las que las luz refractada puede constituirse, no son lo que me ha traído, ni serán tampoco algo que aquí pueda mantenerme.
Y las estrellas brillaran...
Pero mis emblanquecidos ojos estarán ya muy lejanos a sus cuencas.
Y las fieras bramaran condolidas…
Mientras de cada orificio en mi cabeza mana la sangre a borbotones.
Pero tu Satán, tu el adversario, magno engranaje del caos perpetuo; nunca serás tan poco como un indómito calor en el corazón atribulado. Tu Satán, al hades la treta has plantado y sobre este mundo de humedades serás inclemente inundación.
Y a mi ser vendrá la musa, en fiebres y sueños, nebulosos y largos sueños, carne agrietada y mancillado espíritu. Ahora mas incompleto aun que al obtener estas pesadas cadenas, con la locura danzando y con la muerte bebiendo, mis huesos se han hecho agudos como edipicos alfileres. Y en esta abominable jerigonza, me dirijo hoy a los hombres:
La musa y la parca, tanto para decir me han dado; la fiebre y la hiel han hecho de mi verdad pendenciero veneno, Pero tu Satán, al haber perdido yo mi humanidad sanguinolenta, me has premiado con un trofeo de inigualable valía, siendo tu mismo la ineludible antagonía, irónica contrariedad de la farsa divina, has anclado mis anhelos al latido original. He visto por tu mano, que más allá de donde se guardan los frascos multicolor, más allá del espacio insondable por el que pululan las aves negras, todo es en el fondo uterina calidez. Burbujeante, hirviente y antiquísimo caldo de cultivo, mal errante en la creación, que se hace polvo y niebla, agua y magma, según lo deseen el caos y la madre del abismo.
Ilustración:
"Fisionomías del Caos I"
en http://caosprosaico.blogspot.com/
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