Constante angustia y asco:
la humanidad entera está naturalmente condenada.
Los sueños de petroleo y plomo
se han vuelto el único anhelo vital.
Cae acido del cielo pero nos piden estar felices
y nos atan con cadenas para pagar la felicidad.
Nos llenan la cabeza de dioses y tatuan un codigo en nuestra frente,
ponen una venda en nuestros ojos y nos llevan al rebaño.
Es facil elegir la venda, marca de la felicidad
dificil e incomodo luchar contra ella para buscar un haz de luz.
Aunque el sol esté cansado de iluminar nuestra enferma raza.
Logro quitar la venda para deslumbrarme en mi propia marginación.
Por fin me veo en el espejo oxidado y constato mi permanente agonía: la soledad.
Descubro la perfeccion en el agua fétida de un florero.
Me maravillo con las cucarachas haciendo nido en un basural.
Busco distanciarme para encontrar el caos purificado.
La estetica suprema que yace tras el asco.
La belleza latente en la rabia de saberme humana.
La angustia de sentirme ajena a mi propia especie.
Y no encuentro más solucion que mi muerte.
Cuando muera por acción de mi propia mano, ¿que quedará?
Unos huesos para abonar la tierra con su calcio.
Unas vísceras para alimentar a los gallinazos.
Una jauria de humanos aullando el placer de mi carne sobre el pavimento.
Moriré y a la larga no importa.
Da lo mismo si me creen viva o muerta
igual dá que yo me lo crea:
no existo más que en la egolatría de los otros
que en el reflejo de sí mismos en mi.
Al final nada de ésto importa, yo no me importo ni a mi misma.
Mientras tanto voy a vomitar en la plaza de mi pueblo.
Gracias. Espero que mueran de asco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario