Mi cuerpo se viste de templo y doy comienzo a un nuevo ritual,
mis pies son raíces pero me muevo con la ligereza de las hojas,
mis brazos de hierro invocan al trueno ario y su rumor de tao eterno.
Venga a mí el poder del rayo ¡ilyan! ¡ilyan! ¡ilyan! brillante dragón de plata
soy yo enfrentándome a mí mismo, a mi propio puño con mano vacía
para vaciar mi mente y ser runa que se transmuta en danza de guerrero,
para que los dragones del cielo y de la tierra se unan y poder leer
en el libro de los cambios las profecías de la tormenta, de la batalla,
he de aprender de las piedras y convertirme en muralla, he de ser lanza,
espada de corte perfecto, tendré que ser maestro en convertirme en arma.
El silencio cesa y el poder invocado se hace presente… lo he concebido,
en mi corazón ya existía y el mundo se hace espejo de los magos.
Kia surge hacia lo alto Kia húndete en la tierra Kia corazón que estalla,
bebes de una fuente que tu cinto guarda como un compromiso.
Vuelve otra vez a ser templo de piedra tu pecho… un respiro de paz perpetua…
El ritual concluye para empezar de nuevo.
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