No se que mirar, si la mano que sostiene el látigo o los ojos que flagelan:
Cada golpe abre la puerta para una pequeña muerte,
El mórbido palacio de la seducción encierra…
Una lujuriosa cohorte de sátiros y bacantes bañada en las mas enfermas pasiones;
Hirviente carne cociéndose en un mar de semen, sangre, sudor y lágrimas.
Olas de lava golpean el trono de la reina en el salón de las delicias
Y mientras observa complacida el copular frenético de sus esclavos
Bañándose en el cálido producto de sus cuerpos,
Mientras bebe el licor manante de esta orgia, el licor bacanal, el del Dionisos alabado,
Masturba excitada su puñal en el sanguinolento ano del primer esclavo
Cuyo cabello se le enredo en las garras para lavarse los pies con esa sangre
Todas las lenguas del mundo le pertenecen esos pies sacrosantos
Que únicamente han pisado suelo maldito,
¡Por que todo lo que ella pisa queda consagrado a Asmodeus!
Al final de su orgasmo, la reina se abandona al brazo de Baco y le entrega todas sus oraciones.
Reina mía azótame con el despiadado látigo de tu lujuria y lámeme con su fuego abrazador.
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