“Poesía para el fin de los tiempos”
I
No sé exactamente donde nació este canto,
Egipto, Grecia, Mesopotamia, Oh imperios de América,
en la impotente vía láctea, que circula y circula,
en el cosmos ad eterna.
No sé exactamente cuando nació este canto,
entre el todo o la nada, una fracción del tiempo.
Excelsa armonía, ¡Principio!
Excepcional orden, ¡disputa!
El canto de las más altas dignidades;
Principio y disputa.
II
Yo soy el padre que ha engendrado un hijo,
solo algún tiempo
por algún tiempo,
me he abandonado en el horrido abismo.
Argumento: ¡no creo que existo!
He engendrado un misterio
solo algún tiempo
por algún tiempo,
un tiempo en el que mi hijo no existía,
me engendro anterior a lo engendrado.
Existo solo algún tiempo,
por algún tiempo.
He sabido del tiempo en el que no existía
¡Mi hijo no existía!
¡Mi hijo no existía!
Estoy condenado algún tiempo,
solo algún tiempo
por algún tiempo.
De plena libertad de mi conciencia,
libertad para exponer mis creencias,
gozo durante el misterio,
pasión ante el ataque,
lógicas contrarias sostenidas.
III
Yo no he sido un padre siempre,
hubo un tiempo en que fui hombre simplemente,
Nada, verbo, criatura y obra,
Divinidad antes de haber sido hecho,
hubo un tiempo en que aun no existía,
Yo he estado solitario en mi verbo,
mi sabiduría aun no existía,
me he querido crear
Y me he dado un nombre,
Verbo, hijo y sabiduría
¡Mi hijo no existía!
¡Mi hijo no existía!
IV
En la soledad me reconozco,
soy mi único engendro,
único mortal eterno,
sin principio verdadero.
Soy mi único engendrado,
único inmortal terreno,
Sin un fin palpable.
Me engendro anterior a lo engendrado,
sin tiempo, porque esta ha de ser mi voluntad.
Todo poema se escribe primero con sangre sobre el cuerpo,
luego en papel, por cuestión de orgullo.
V
Soy el engendro antes del tiempo,
creado y formado por los siglos,
las abominaciones de la historia,
los vicios de la filosofía,
las certezas de la ciencia,
los delirios de la poesía.
¡Oh mi criatura mas amada,
yo te condeno a la muerte!
Y tú, sombra de mi verbo engendrado;
serás el mensajero de mi pensamiento divisible y mudable,
el misterio de mi alma excelsa.
Serás un ser, realmente aparte de lo que todos afirman.
¡No, Nada!
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