Tropiezo a tropiezo voy practicando mis nudos,
sembrando horcas sobre desolados pasillos ,
socavando a mi cráneo y sus laberintos
liberando huesos, engusanado sepulcro...
¿Cómo puede morir aquel que nunca ha vivido?
aquí están mi carne y mi voz que es un verso mudo,
sueño en no profundo eternos retornos no mundo...
No soy, nadeo, contra ärgé o contra sido;
Tal vez disonancia acaso no-mbre impronunciado,
no muerto suicida, “solo” ad absurdum reductio,
antes del vacío está mi credo maldito, maldito...
Callejones sin salida cerrarán este Hado
de negaciones, de errores, de lo injusto,
sembrando horcas sobre abandonados pasillos.
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