jueves, 13 de marzo de 2025
"El tiempo vuela y huele a poesía" poemas de Laureano Asoli
Dormidos y perdidos en sueños
Las
Manos
Y
el tiempo vuela
martes, 11 de marzo de 2025
"Las Cortinas Oscuras" cuento de Yury J. Sandoval Rosas
Miró las negras cortinas. Intentó demostrarse osadía al abrirlas por sí
mismo, pero el temor a la posibilidad de volver a ver a Annie lo mantuvo en su
silla. ¿Estaría ahí, como siempre, leyendo algo cerca del ventanal de su
apartamento de enfrente? ¿Despertaría sus ansias de tomar fotografías y buscar
melodías para compartirle? En ese instante aceptó que no estaba listo para
correr las cortinas hasta que doña Julia aseara las ventanas sin él presente. Volteó
su rostro hacia su ordenador y siguió trabajando. Así trató de evadir el
mosaico de sentimientos dentro de él, quien se encontraba ya cansado por un día
largo.
Semanas antes, habría estado absorto en una charla con ella,
reaccionando ante sus mensajes con tal encanto, que no habría podido dormir sin
fantasear con un encuentro en un lugar lejano donde nadie censurara sus
intenciones. Pero en esta noche en particular, William cedió más a la reflexión
que a sus fantasías. «Soy un idiota», pensó. «Quedé como un estúpido inmaduro. La
muy creída debe estar contenta por haber terminado con esto». Poco a poco, su
incómoda conclusión le trajo memorias de las temporadas compartidas con Annie. Tales
recuerdos, cuadros muy claros en su mente, comenzaron a cobrar vida cuando
revisó el celular y se dio cuenta de que conservaba la fotografía utilizada en
una aplicación para predecir la apariencia de sus posibles hijos juntos, en un
futuro ficticio. Borró la imagen del teléfono y deseó ardientemente, borrarla de
su cabeza a ella también. Sin embargo, volvió a la primera vez que la tuvo en
frente tantos años atrás, cuando todo era más sencillo en sus vidas y ella parecía
cargar menos peso sobre sus delgados hombros desnudos.
— ¿Usted
es de Medellín? —preguntó él, mirándola a los ojos, durante la impuesta
dinámica del primer día de inducción en la universidad que los unió por más de cinco
años.
— ¡No!
—respondió Annie entre carcajadas de sorpresa—. ¿Por qué cree eso?
— No
parece de acá.
Aunque muy corta, la interacción les permitió seguir hablando numerosas
veces en los años posteriores. Se contestaban preguntas entre clases u otras
oportunidades por los casi dos años iniciales de su carrera universitaria;
temporada duranta la cual se estrecharon lazos de compañerismo. Más tarde, al
dejar de compartir clases en común fueron separándose gradualmente, sumado al
incremento en las ocupaciones de Annie al estar más adelantada en el programa y
haberse comprometido en una estable relación romántica, por fuera del ambiente
académico. De esa manera, el vínculo de compañerismo entre William y Annie comenzó
a deshacerse a medida que pasaban los años y ella se notaba más entretenida con
más actividades.
«No podría estar a su nivel ni ser como ella», caviló William, una vez
más, mientras repasaba los momentos cuando Annie le mostraba los exámenes
aprobados que costaba pasar. De repente, recordó la ocasión cuando la vio en una
empresa, ya trabajando, y en donde él aún era un aprendiz. Se dio el permiso de
rememorar ese día en que la saludó, aunque ella llevara evidente prisa y tuvieran
menos temas en común. Tiempo después, según
los recuerdos de William, experimentó una sensación de despedida cuando revisó
sus redes sociales y notó que ya no eran amigos ni siquiera en la virtualidad. Para
él, ella siempre había marcado la pauta de sus interacciones. Le había cerrado
las puertas una vez, por años, pero él había consentido abrirlas de nuevo en los
últimos meses, en este enigmático e incompleto regreso. Revisó, entonces, sus
últimas conversaciones y con más calma se dio cuenta de que la había alejado de
él, como lo había hecho antes, debido a su implacable deseo de expresar lo que
sentía por ella, sin el filtro con el que ella acostumbraba a comunicarse.
Regresó a aquel fin de semana cuando ella lo había agregado de nuevo y le había
comentado un estado. Continuaron la conversación activamente sobre sus actuales
vidas, hasta que él lanzó una abrupta confesión, al parecer, la responsable de
su actual situación.
— ¿Por
qué no me lo dijo en esa época? —indagó Annie con evidente sorpresa ese domingo.
— Por
temor al rechazo. Usted parecía tener más experiencia; mucha madurez y seriedad.
Yo no tenía nada para ofrecer, ni emocional ni económicamente.
— ¿No
cree que ya no vale la pena decírmelo?
— Todo
debería decirse.
— Pero,
¿ya para qué? ¿Después de tantos años en medio de otra vida?
El pulgar de William se desplazó por varios chats y percibió que Annie
había cambiado su actitud con él desde aquel día. Ella se mostraba más
vulnerable. Para él, eso era fascinante. Fue consciente de la paradoja egoísta
que le permitía hablar más con ella debido a sus constantes cambios anímicos. Al
caer la noche, ella se conectaba y le hablaba en medio de sus trances emocionales
y llantos silenciosos debido a su condición mental provocada por la presión sobre
diversos asuntos personales y laborales que afectaban su sosiego, en ese
momento de la vida. Fue así como Annie llegó a aceptar su deseo por que la
confesión sobre su interés en ella hubiera ocurrido en aquellos años, con más
juventud y libertad. En esta lectura más meditabunda, William visualizó a Annie
como a un huracán de sentimientos. Era una mujer complicada, según las
expectativas de él. «Complicada y quejumbrosa. Reclama por todo. Solo a ella le
he dado explicaciones y le he aguantado caprichos. Me elimina y me agrega a su
antojo cuando se siente sobreexpuesta, pero ya no doy más», prosiguió él con su
reflexión.
A medida que procesaba sus pensamientos sobre el comportamiento de
Annie, William trataba de entender el propio. ¿Cómo podía una mujer tan
compleja, extraña y cambiante ser protagonista de las fantasías con las cuales
él se recreaba durante algunas horas del día? La había imaginado junto a él
ciertas mañanas frías, hablando de la vida. En los atardeceres, era fácil
imaginarla observando el ocaso, rodeados de ambientes naturales o, en las
noches, usando trajes ajustados para ceder a juegos inimaginables para ella. ¿Por
qué disfrutaba tanto de enviarle fotos de lo que hacía, a donde iba, o lo que
compraba? ¿Qué tenía Annie? ¿Era tal vez una especie de hechicera, quien lo
envolvía con consejos como si fuera la tía sabia, pero al mismo tiempo una
inocente criatura recién destetada y frágil? Annie era un enigma cristalino.
Era fácil para él sucumbir a la profundidad de ella y distinguir su genuinidad,
pero era dura de traspasar hasta su vida íntima. La fragilidad de Annie era
engañosa. Lo acogía en un par de alas abriéndose, permitiéndole acercarse a
consolarla, pero con suficientes advertencias, de tal manera que William
comprendiera que ella volaría en cualquier momento, debido al fuerte lazo que
la unía a su estable pareja desde su edad casi adolescente. Ella se alejaría si
así lo deseaba, tratando de evadir la necesidad de compartir con él parte de su
flaqueza interior. Aparentemente no era algo grave. Después de todo, no se
encontraban frente a frente como el primer día que la vio. William pagaba el
precio de hablar con ella en las noches, enviarle sus canciones favoritas, las
cuales le facilitaban expresarse con la dulzura de la que él carecía al
conversar normalmente, pero que deleitaba a Annie cuando se dejaba llevar por sus
facetas más dóciles entre reclamos, cierres, reaperturas, risas, dudas y vuelo.
William alzó los ojos para descansar de la pantalla, miró alrededor, y
siguió esforzándose por mantenerse alejado de las cortinas oscuras. Se dio
cuenta de que era hora de pasear a Nino, su bulldog, y su única compañía. Pensó
en Sofía, su actual novia, y si podría él llegar a tener la misma determinación
de Annie con su respectiva pareja, por mantenerse comprometido con Sofía. Se
preguntó por un instante si debería ser como el hombre a quien Annie parecía
respetar tanto. O ¿era Annie la responsable de que dicha relación funcionara
por tanto tiempo? «!Bah! Ya no más. Me cansé», concluyó William. «Siempre que
aparece termino cuestionándome y muriendo por descifrarla». Se desplazó hasta
la última canción compartida con Annie y, en vez de escucharla, la ignoró. Se
levantó de la silla y le ató la correa a Nino. Acto seguido se dispuso a abandonar
el edificio.
Mientras caminaba por su vecindario, observó el cielo nocturno y notó la
cantidad de estrellas cubriéndolo. Tomó fotografías. Se sintió tentado a
compartirlas con Annie, pero entonces recordó el último reclamo y el pacto al
cual habían llegado. Para enviarlas, sería necesario desbloquearla de todos los
medios, explicarle que no tenía ninguna mala intención al enviarle dichas fotos
y quizá volver a leer los larguísimos mensajes enviados por ella cuando no
estaba de acuerdo con él. Largos mensajes que él ignoraba por unos días, para
así continuar la conversación después, y posiblemente llegar a escuchar cautivadoras
notas de voz de ella: la única manera de oírla cerca. Especuló, por lo tanto: «si
le enviara esto, pensaría que soy un psicópata, tal como cuando le envié la
foto de la puerta del edificio donde vive, el día en que se mudó a este sector,
sin saber que sería mi vecina. Creería que me la imagino durmiendo conmigo,
mirando las estrellas en un camping. Esa mujer parece una vidente. Adivina pedazos
de la realidad, pero se asusta rápido. Mejor no». De regreso a casa, llamó a
doña Julia.
— Hola,
don William —escuchó a la mujer al otro lado del teléfono—. ¿Desea que vaya
mañana?
— Sí,
sra. ¿Podría venir?
— En
la tarde. ¿Me deja la llave y luego se va como siempre?
— Sí,
me voy a las 2.
Al día siguiente, tal como lo acordaron, William dejó la llave y salió
del apartamento. Cuando regresó en la noche, doña Julia seguía adentro del
reluciente domicilio, después de una exhaustiva limpieza.
— Don
William —inició ella la charla, con la confianza y cortesía de su servicial relación
desde hacía varios años—. Quisiera preguntarle por esas cortinas que puso al
lado de su computador. La verdad no se ven muy bien. Le tapan toda la luz y no
le combinan con el resto de las cortinas.
William se sonrojó ligeramente a la vez que pensaba en cómo dar una
respuesta sin ahondar en el asunto.
— Si
tu ojo te hace tropezar, arráncalo de ti —contestó mientras acariciaba la
cabeza de Nino—. Hay cosas más importantes que la decoración, Julita.
Ella lo miró con un maternal gesto de
ternura, le entregó la llave, caminó hacia la salida y justo antes de ajustar
la puerta, se despidió:
—Y, ¿cómo va a tapar los recuerdos?
*Yury J. Sandoval Rosas. Escritora, editora, traductora, gestora cultural y poeta bumanguesa YURY J. SANDOVAL ROSAS es licenciada en inglés de la UIS. Es docente de lenguas extranjeras y creadora de contenido en Youtube. Es autora del poemario ‘Cuando Despiertas’, la novela corta ‘La Tiranía del Elogio’ y el libro de cuentos ‘Historias para Almas Sensibles’, el cual fue seleccionado en Ulibro2024 (Feria del Libro de Bucaramanga), en la tarima independiente. Actualmente, es colaboradora de la Fuerza Cultural SanGilarte y la Provincia: un colectivo de mujeres poetas, quienes han gestionado recitales y eventos literarios en Colombia. Yury Sandoval lanzará el libro infantil bilingüe 'La Camiseta Rosada/The Pink T-shirt' en marzo de 2025. En la actualidad, se encuentra trabajando en su quinta obra poética.
lunes, 10 de marzo de 2025
"Ánima" poemas de Andrés Ocampo
viernes, 7 de marzo de 2025
"In the green hope garden" poemas de Antonina M. Wiśniewska
War of Honor?
These wars in the world
they don't have any
makes no sense at all.
Everyone in this world
we are equal!
Everyone in this world
we are brothers of one creator
no matter what we call Him!
Everyone in this world
regardless of apparent differences
we can love and respect
each other like the human species.
We all have talents
We all have our resources
Everyone in this world
wants to save as much as possible
from their own history and roots.
The world has differences
but really,
these wars are fought over senselessness!
Don't be afraid of a better world.
A better world is beginning
from our betters!
War brings nothing good!
On the contrary!
War is evil, but it is also defense
own reasons!
Think about who you really are!?
What would your grandfather say about you today?
Where is your heart?
Where does your language come from?
Who is closer to you, my brother?
In my opinion, wars are big business
for the "chien" they suffer from
people, brothers of this world and nations!
Estas guerras en el mundo
no tienen
ningún sentido.
Todos en este mundo
¡somos iguales!
Todos en este mundo
somos hermanos de un único creador
¡sin importar cómo lo llamemos!
Todos en este mundo,
sin importar las aparentes diferencias,
podemos amarnos y respetarnos
como especie humana.
Todos tenemos talentos,
todos tenemos nuestros recursos.
Todos en este mundo
queremos salvar lo más posible
de nuestra propia historia y raíces.
El mundo tiene diferencias,
pero realmente,
¡estas guerras se luchan por insensatez!
No temas a un mundo mejor.
Un mundo mejor comienza
con nuestra propia mejora.
¡La guerra no trae nada bueno!
¡Al contrario!
La guerra es maldad, pero también
la defensa de propias razones.
Piensa... ¿Quién eres realmente?
¿Qué diría tu abuelo de ti hoy?
¿Dónde está tu corazón?
¿De dónde viene tu lengua?
¿Quién es tu hermano más cercano?
En mi opinión, las guerras son un gran negocio
para los "perros" que hacen sufrir
a las personas, hermanos de este mundo y de las naciones.
***
8/10/2023
Dear friend...
I'm sending you the sanity syndrome...
What is love when the heart is in despair.
What is a dream when sadness marks the way?
What is the joy of life when the path is full of thorns?
What is the pulse of existence when the wind is ahead of us.
What is life without friendship?
What is joy without suffering?
What is a life without meaning?
Like a nightingale, I sing trills to you.
We are like two friends.
You hurt this friendship with love.
We were supposed to be like brother and sister.
We weren't supposed to destroy friendship,
and you started singing about love,
you felt spring even though autumn was on the trees.
How easy it is to lose friendship when love
it creeps in. Friendship is the kindness of the heart,
And love rules the second heart.
I don't want your love, sadness and despair.
I want to return to friendship
which means a lot to me in life.
Don't torment me with your love,
tender words with passion.
Your love and its chains are not for me.
I am a ray of sunshine, a warm smile
on cold days. And you want it at all costs
close the door of friendship.
I don't agree to your love,
to your tender words.
From your disappointment
I already have a headache.
The only thing I can offer you
it's human kindness and warm words.
Without tenderness, passion and betrayal.
Today I'm giving you some friendly advice.
Let's remain as friends before,
I don't want your love, it's too much for me.
Antonina...
8/10/2023
Querido amigo...
Te envío el síndrome de la cordura...
¿Qué es el amor cuando el corazón está en desesperación?
¿Qué es un sueño cuando la tristeza marca el camino?
¿Qué es la alegría de vivir cuando el sendero está lleno de espinas?
¿Qué es el pulso de la existencia cuando el viento nos precede?
¿Qué es la vida sin amistad?
¿Qué es la alegría sin sufrimiento?
¿Qué es una vida sin sentido?
Como un ruiseñor, te canto trinos.
Somos como dos amigos.
Heriste esta amistad con amor.
Se suponía que seríamos como hermanos.
No debíamos destruir la amistad,
y tú comenzaste a cantar sobre el amor,
sentiste la primavera aunque el otoño cubría los árboles.
Qué fácil es perder la amistad cuando el amor
se desliza sigilosamente.
La amistad es la bondad del corazón,
y el amor gobierna el segundo corazón.
No quiero tu amor, tristeza ni desesperación.
Quiero volver a la amistad,
que significa mucho para mí en la vida.
No me atormentes con tu amor,
con palabras tiernas llenas de pasión.
Tu amor y sus cadenas no son para mí.
Soy un rayo de sol, una cálida sonrisa
en días fríos.
Y tú quieres, a toda costa,
cerrar la puerta de la amistad.
No acepto tu amor,
tus palabras tiernas.
De tu desilusión
ya tengo dolor de cabeza.
Lo único que puedo ofrecerte
es bondad humana y palabras cálidas,
sin ternura, pasión ni traición.
Hoy te doy un consejo amistoso:
Permanezcamos como amigos,
como antes.
No quiero tu amor, es demasiado para mí.
Antonina...
In the green hope garden
Among many stars
Holding a magic pen
Young and strong like Mars
Sometimes on the edge of life
With a head full of poetic words
Faithful as a river, wife
She understood and admired the World
Riding on the sensitive ocean waves,
Wandering through the virtual steppes
Among the continents, seeing graves
Bringing love and peace flowers
Acting out the drama of life like an actress.
She dressed in a world of peace dress.
En el jardín verde de la esperanza
Tradución al español: Revista Innombrable
Antonina M. Wiśniewska (nacida como Ewelina Maleta), poeta, escritora, crítica, editora de textos y traductora. Embajadora de la Paz en África y América, y Embajadora Mundial de la Cultura y la Paz. Nació en 1980 en Polonia. Es graduada de la Universidad Maria Curie-Skłodowska de Lublin y del Colegio de Profesores de Radom, donde estudió Filología Polaca. Además, cuenta con formación en confección y diseño de ropa, así como en administración pública y gestión de recursos humanos. Participó en talleres literarios en SCM "ARKA" en Radom y en el Centro Cultural de Kozienice, además de asistir a diversas capacitaciones en "Resursa" en Radom. Obtuvo el laurel en el Torneo de Un Poema en Polonia en 2019. Ha recibido más de 150 diplomas internacionales de diversas partes del mundo, como Asia, África, Sudamérica y Norteamérica. Es autora del libro de poesía "Poetica Vitae", publicado en 2020. También es creadora del blog "Poetry of Life (Poetica Vitae)" y fundadora del sitio web "Word Written – Ewelina Maleta", dedicado a recopilar biografías y obras de los mejores poetas del mundo. Además, ha trabajado como editora y correctora de la obra "Obietnica" de Zbigniew Jarek.
jueves, 6 de marzo de 2025
"Metales" cuento de Dana Hart
<<En cada pisada sobre la arena, oigo una música que dice: "Tú no puedes". Desoigo la música y sigo. No parece fácil. Me convertí en las huellas. Embravecidas. En el crimen peor organizado. En las fobias. Las resacas. En las algas que se secan al sol. En la orilla, mil veces recorrida. En las ideas vencidas.>>
En cuanto terminaba, volvía a comenzar. Sin detener su andar sobre la arena. En el brazo, el aparato se le enredaba entre cables. Sonando solo de vez en cuando, haciendo muchas trampas. Cualquier chapa, cualquier lata perdida, detonaba la alarma. En la playa nadie se acostumbraba a ese sonido, lo veían pasar con desprecio, como si molestara, como si no tuviera derechos.
Si entre sus manos poseía algún hallazgo, se dedicaba a observarlo por un buen rato. Como las cadenitas de plata que eran su mayor tesoro. O los anillos, perdidos por la masa de turistas distraída. Botines que cayeron en el revoltijo inconquistable de la arena. Sin dueños ni amos.
Tenía las manos suaves, siempre exfoliadas por la arena. Usaba un gorro para evitar que el sol le diera directamente en la cara y llevaba por lo menos diez años viviendo a orillas del mar. Había escapado de la multitud, siendo un joven universitario, después de una masiva manifestación convocada por la Confech en el 2011, en el marco de las protestas.
Aparentemente vio cómo los dirigentes desgastaban a la masa hambrienta de pelea, llevándola de una esquina a la otra de la Alameda. Se decepcionó tanto que abandonó su carrera, Veterinaria, para escapar a las orillas.
<<En cada pisada sobre la arena, oigo una música que dice: "Tú no puedes". Desoigo la música y sigo. No parece fácil. Me convertí en las huellas. Embravecidas. En el crimen peor organizado. En las fobias. Las resacas. En las algas que se secan al sol. En la orilla, mil veces recorrida. En las ideas vencidas.>>
Vio al hombre moverse de un lado al otro con su cámara, sacando fotos a las gaviotas, hasta que se colgó la cámara al cuello, tomó una roca y la lanzó sobre una gaviota que de verlo con su cámara, le confiaba la vida.
Después se acercó sobre el ave, noqueada y lastimada, recuperó la roca y volvió a golpearla tantas veces como pudo. Hasta que tuvo que salir corriendo, cuando vio que el buscador de metales, lo perseguía con su aparato por los cielos.
<<En cada pisada sobre la arena, oigo una música que dice: "Tú no puedes". Desoigo la música y sigo. No parece fácil. Me convertí en las huellas. Embravecidas. En el crimen peor organizado. En las fobias. Las resacas. En las algas que se secan al sol. En la orilla, mil veces recorrida. En las ideas vencidas.>>
*Dana Hart. Autora de "Sexualidad Feminista", Editorial Gnomo Errante. "Histeóricas" y "Decidir es tu derecho", Editorial Gafas Moradas. "Flora Sanhueza", Dudo Editorial. "Queja" Editorial LP5. Entre otros títulos. Impulsora del Museo Obrero Carmen Serrano.
miércoles, 5 de marzo de 2025
"Descanso en la cosecha" poemas de Alejandro Cesario
En el meandro
del regato
y la
pausita necesaria,
está Dios y el vinito.
Se persigna
y acaricia
al changuito que torna en pájaro.
Tartaja.
Va y viene
descalza por el bordillo del andén.
Hucha
que le cuelga.
Cementerio
En el sigilo convulso
la urdimbre trémula del dolor.
Papá le dejó flores al abuelo
y en voz bajita me dijo:
-¡acá respiro mejor!
Dibujo
Asperja sobre el lienzo.
Irriga de aljófar a la muerte.
Y la bruna
guedeja de yayita,
germina.
Río Mayo
En la vasta estepa,
sobre el ignorado crismón
tan sólo,
gimotea el rocío.
*Alejandro Cesario nació en 1967, en Buenos Aires, Argentina. Publicó: Esas miradas tristes - un viaje por la Patagonia, (novela), 2006, El humo de la chimenea, (poemas), Ediciones del Dock, 2009, Fragor de borrascas, (poemas), Ediciones del Dock, 2011, Ciervo negro, (poemas), Ediciones del Dock, 2012, Estación de chapas, (poemas), Ediciones del Dock, 2013, La última sombra, Ediciones la yunta, (poemas), 2015, El bruto muro de la casa propia, (poemas), Ediciones la yunta, 2018, Tonada que no canta, (poemas), Ediciones la yunta, 2020 y Una hilacha en lo real, Mención De Honor 2021 - 2022, por la Sep (Sociedad de escritores de la Pcia. de Buenos Aires), (poemas), Ediciones Cartografías, de Río Cuarto. Integró la Antología Federal de Poesía de la Provincia de Buenos Aires y algunos poemas fueron publicados en distintas revistas de poesía y diarios culturales. Dirige junto a Roberto Raschella y Daniel Riquelme Ediciones La Yunta.