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lunes, 31 de marzo de 2025

"Elogio de la lentitud" poemas de Alejandro Vega Carvajal


Elogio de la lentitud

Ante sus ojos, maestros, mi desnudez ilógica
como una Alicia en el espejo.
Gramática de epidermis
como un juego de palabras.
Una Genoveva Alcocer, zurcidora de alpargatas.
Cribar la arena,
otear por el vacío del tamiz,
exhumar distancias entre oquedades.
Así,
ancestros, entregan su cofre.
Con lengua transparente,
éstas, mis arrugas sobre escritas,
y prosodia de truenos y zig zags.
En el ojo, el policéfalo cedro y el dilema trashumante:
¡Geografía semi incierta y verosímil!
Lo inclino,
entre sombrías distancias el rayo de luz.
Lo elevo,
como mis arrugas, una escritura posterior
en el empíreo antiguo.
Palabras de piel y mi ancestral multitud,
reescrituras de una visión primigenia.
Este cuerpo viajero, palimpsesto del camino.


Ella, elegía

Efigie de la tristeza,
un canto doloroso se vislumbra
en el iris de sus labios
y en el rictus de sus ojos.
En su pecho, un par de exilios
braman un espíritu voluptuoso.
El reclamo maternal
a tientas se acerca al cuerpo del hijo.
Con palabras intenta restituir células,
con recuerdos, pálpitos.
Con un lenguaje de salivas, lágrimas, nudos y eufemismos
implanta un nuevo cuerpo de retazos de familia.
A su imagen y semejanza, el hijo recobrado,
al contrario de un moderno Prometeo,
es más nombre que acciones,
es más palabra que hueso.
¿No es ya el fuego de la vida una corriente galvánica que insufla la carne,
sino un rio de imágenes mentales que en el rigor de la boca
y en la angustia de la mirada encuentran su objetivo último?
Iridiscentes, iris y rictus, en la saliva y en la lágrima
reverberan su último brillo en un lenguaje,
de pasado corpóreo,
que no logra explicar la ausencia del presente.


Mi fruta predilecta

Para Yéssica
Como la piña eres mi alimento.
Como la piña te corono.
Te la quito.
Te pelo. Te la pelo.
Pélame, tú también.
Más te muerdo,
te succiono.
Calmas mi sed
y zambullo mis dientes
en la proximidad jugosa de tus aristas.
Esta actitud mía de acercarme más y más a tu corazón.
Se me dibuja en la boca una geografía de tus angustias y dolores
—tan similares a mis
trashumancias—.
Más me acerco a tu interior,
más se raja mi lengua,
sedienta del zumo fructífero
de tus diálogos más húmedos.

*Alejandro Vega Carvajal. Nació en 1987. Estudioso de la filología y, especialmente, de todo lo relacionado a la literatura. Su interés por los géneros lo ha llevado a experimentar con novela, cuento, poesía, dramaturgia y lo que venga después. Entre sus obras se destacan la antología de cuentos Aproximaciones a una salida en falso y otras lejanías, la novela La corriente, el guion dramatúrgico ¡Esto no es un Picasso! y el poemario Elogio de la lentitud. También está construyendo el centro cultural CerroPanela y es amante de recorrer lugares naturales en moto.

viernes, 28 de marzo de 2025

"Tu vida puede cambiar" cuento de Patricia Yolanda Villalba Pérez


Me llamo, Livia, soy una mujer bella y sensual, de tez blanca, con ojos verdaderamente hermosos; además, tengo unas piernas torneadas.

Desde pequeña sufrí malos tratos por parte de mi padre, regaños y golpes, eso me hacía sentir desorientada y muy desubicada, deseosa de desafanarme del hogar paterno. Todo lo toleraba, pues soñaba con la llegada de un hombre y me salvaría, llevándome con él.

Desde pequeña, tuve muchos enamorados. Un día cualquiera, por la tarde, los rayos del sol alumbraron una silueta de un hombre alto y fornido. Al escuchar su voz, me generó sentimientos inimaginables. Conocí a Enrique, siendo muy joven me casé con él, esperando con anhelo tener la vida que había soñado junto a mi príncipe azul, en ese momento supe que era la persona que tanto esperaba

Enamorada de él, decidí ser la mejor mujer, la mejor madre y la esposa ideal, sin embargo, la vida no fue como la soñé. Me lleve una terrible decepción, él era un hombre que aún acataba las reglas de sus padres y su vida giraba alrededor de su familia y no de la nuestra, tristemente sus hijos y yo, pasamos a segundo plano. Con el alma decaída seguí luchando, me esforzaba por sacar adelante mi matrimonio, yo era incapaz de poner un alto

A pesar de que fui educada a regaños y golpes, antes de casarme solía ser alegre, me gustaban las fiestas, cantar, disfrutar la vida, ya casada

aunque estuviera triste, iba a donde me llevara mi esposo y mostraba siempre buena cara, pero por desgracia mi alegría se fue acabando poco a poco. Mi rostro era opaco, no tenía luz ni ganas de vivir, me preguntaba ¿por qué? Enrique siempre me decía “te ves gorda, te ves fea”, y me lo creía, me sentía fea, gorda, absurda y lo peor sentía que no valía nada, por eso callaba y cuando me enteraba que él me era infiel, no le decía ni una palabra, no quería perderlo, pensaba que él era el único que me querría, a su manera, pero me quería, y me desolaba pensar, haría yo sola.

Tuve tres hijos, un motivo más para no dejarlo, y seguir luchando, pasaban los años y vivía para mi familia, siempre estaba pendiente de atenderlos en todo, e inclusive también para mis suegros. No me agradecían nunca lo que hacía por ellos. Los llevaba al médico. Les daba sus medicinas, hacia la comida, dejaba y recogía a mis hijos en la escuela, llevaba y recogía a mi esposo en su trabajo, vendía ropa para tener un poco de dinero, y eso eran todos mis días, una total y desolada monotonía.

Un día en compañía de mi suegra, asolada recogí a mis hijos en la escuela y cuando íbamos de camino a recoger a mi esposo al trabajo, dos de ellos iban peleando. Mi suegra les gritaba, que dejaran de pelear, también empezó a decirme que era una tonta por tener unos hijos tan groseros, se le iba la boca con palabras altisonantes, me hizo enervar. Cuando entró mi esposo al auto su rostro iba con rictus de molestia, perturbado por el calor. Lo vi esperando un beso, que nunca me dio. Seguí conduciendo, pero cuando vi que le gritaba a los niños y ver que a su madre si volteo a darle un beso, paré el auto, incline mi cabeza

hacia abajo, respire, y levanté el rostro. Cuando vieron que paré, guardaron silencio y vi a mi familia por primera vez ponerme atención, les dije con voz alta: “ya basta”, esas dos pequeñas palabras hicieron sonar tan fuerte que algunas personas en la calle voltearon a verme, y continúe diciendo “ya basta, a partir de mañana no cuenten conmigo, tengo un dinero ahorrado, y me pondré a estudiar, mis hijos tendrán transporte escolar, tú, Enrique no sé cómo te vayas a ir a tu trabajo, tus papas van a recibir a los niños, pero yo ya no puedo más”. A partir de ese momento, cambio totalmente mi vida.

Pasaron cuatro años, termine mi carrera, me gradúe por promedio, era tanta mi sed de salir adelante, que me gradúe con honores. Enrique, al darse cuenta, de que no me dejaba vencer, y que cambie de ser una mujer sumisa a ser una mujer guerrera, ahora él me respeta, me admira y comprende; además, me ama, sé que mi vida se transformó, el día que decidí cambiar.


*Dra. Patricia Yolanda Villalba Pérez es una destacada abogada con una sólida formación académica, contando con una Maestría en Derecho General y un Doctorado en Derecho Penal. Sin embargo, es en su faceta como escritora y poeta donde ha logrado gran reconocimiento. Ha escrito varios libros, entre los que destacan "Que no te duela ser mujer""Dulce-amargo""Soñar con el corazón""Bendita tentación""La vida en cuento y poesía""Grito letal""Gildardo""También de dolor se escribe" y "Así es la vida". Además de su obra literaria, ha compuesto la canción "Gracias". Villalba Pérez también ha sido coautora de numerosas antologías, tales como "Letras para Chiapas""Al otro lado del sendero""Regalo de Navidad""Mil almas, mil obras" (publicada en Chile), "Mujeres ejemplares" (publicada en Perú), "Chiapa, es su nombre""Textiles del alma""Poesía encadenada""Ocuilapa barro y madera""Dibujamos las estrellas" (primera antología Internacional de la Institución América Madre filial Tuxtla), "Volverá la luz" (primera antología poética de la APECH), "Con tintes de amor y de nostalgia" (segunda antología Internacional de la Institución América Madre filial Tuxtla) y "Plegarias por la paz" (tercera antología Internacional de la Institución América Madre filial Tuxtla). Además de su producción literaria, la Dra. Villalba Pérez ha sido una activa integrante de diversas instituciones culturales y colectivos internacionales, tales como la Asociación de Poetas y Escritores Chiapanecos A.C., la Institución Cultural Internacional América Madre, filial Tuxtla Gutiérrez, el Colectivo Cultural “Décima Musa”, el Movimiento Ciudadano por la Cultura, el Colectivo Cultural Internacional Casa Eyam (con sede en Dublín, Irlanda), el Colectivo Cultural Internacional Mosaicos y Letras (con sede en Argentina), el Colectivo Cultural Internacional Grandes Poetas Iberoamericanos GPI, la Unión Hispanomundial de Escritores con sede en Taxco de Alarcón, Guerrero, y la Voz de Tus Escritos de Tucumán, Argentina. Con su vasta obra literaria y su incansable labor cultural, la Dra. Patricia Yolanda Villalba Pérez se ha consolidado como una figura clave en el ámbito literario, siendo un pilar fundamental de la literatura en Chiapas y a nivel internacional.

jueves, 27 de marzo de 2025

"Rostro infante 1" obras de Cristian Fernando Oliveros Murcia


Nombre: Paisaje 3
Medidas: 195 x 117 cm
Año 2024
Técnica: Relieve, hormigón sobre ladrillo



Nombre: Rostro infante 1
Técnica: Pastel seco sobre papel
Medidas: 60 cm x 40 cm
Año 2018



Nombre: Paisaje 4
Técnica: Relieve, hormigón sobre ladrillo
Medidas: 195 x 117 cm
Año: 2024



Nombre: Nostalgia
Técnica: Pastel sobre papel
Medidas: 50 cm x 70 cm
Año 2017



Nombre: Paisaje 1
Técnica: Escultura y alto relieve, hormigón sobre ladrillo
Medidas: 317 cm x 200 cm x 140 cm
Año: 2024



Nombre: N.N.
Técnica: Pastel seco sobre papel
Dimensiones: 70 cm x 50 cm
Año 2022




Nombre: Yegua
Técnica: Relieve, hormigón sobre ladrillo
Dimensiones: 210 x 170 cm
Año 2024



Nombre: Gato
Dimensiones: 90 cm x 60 cm
Año 2024
Técnica: Pastel seco sobre papel



*Cristian Fernando Oliveros Murcia, artista plástico y escultor de nacionalidad colombiana, tiene 36 años en la actualidad y cuenta con formación académica en psicología. Promovió talleres psicopedagógicos que vinculan el arte con cine-foros, actividades recreativas, dibujo y teatro, fomentando la reflexividad y abordando temas como la violencia, el consumo temprano de sustancias nocivas y la sexualidad, trabajando con una población mixta. Los talleres se realizaron en un espacio de prácticas universitarias en 2017, en el Colegio Restrepo Millán. En psicología social, formó parte del semillero de investigación subjetividades indígenas, junto a un equipo interdisciplinario, de 2012 a 2018, realizando investigación sociocultural con comunidades indígenas en situación de desplazamiento, radicadas en Bogotá, aplicando una escucha activa de las problemáticas psicosociales que enfrenta la comunidad de estudio, así como apoyo y seguimiento a procesos de integración sociocultural.

Exhibió su obra junto a un colectivo de artistas en la Casa de la Cultura de Soacha, Cundinamarca, a través de la organización Artlike, en 2018, con temática libre. También formó parte del grupo de artistas que expuso en el Centro Comercial El Retiro en 2019, igualmente con temática libre. Cabe añadir que gran parte de su vida la ha dedicado a trabajar en cocinas, lo que también le ha permitido enriquecer su trabajo artístico en ese campo. En la actualidad, realiza de manera independiente retratos en técnicas como pintura y dibujo a pedido, y también trabajos de escultura para interiores y exteriores.

miércoles, 26 de marzo de 2025

"El azar y el caos" poemas de Norma Minniti


El azar y el caos


Hay un instante en que el albedrío
se embriaga de promesas,
anhelos de libertad
del humano animal
que no se sabe presa.
Hay un aferrarse al dogma
en pos de trascendencia.
Creer que elegimos,
en la endeble búsqueda,
en la sumisa espera.
Hay un espíritu que se quebranta.
Sendero cuesta arriba,
sendero-encrucijada. 
La lucidez es una gota 
en el mar de lo incierto.
Terrible resignación:
son el azar y el caos
quienes arrojan los dados.


Refugio

En la mano que enjuga el mar de lágrimas,
esa misma que se ofrece
y sostiene con firmeza
para atravesar el más endeble puente,
el de la incertidumbre humana,
en los brazos que sujetan al cuerpo doliente,
esos, del abrazo contenedor, 
del abrazo que abraza con el calor de las brasas,
en la mansedumbre de una mirada,
-mirada que no pregunta,
porque, avezada en observar,
tiene las respuestas dadas-  
en la palabra que alienta,
lealtad y pasión
por la defensa acérrima de una justa causa.
Ahí, solo ahí, se construye el bunker,
el refugio antibalas,
la madriguera cálida
y no hay kriptonita tan fuerte
que no deje amanecer a la esperanza.


Apariencia

Es aparente la debilidad de la hoja
y tan grande es su poder
que tiene la potestad de atrapar la luz
y escribir las páginas de la vida.
Del verde en todas sus gamas,
de las formas más exquisitas,
es la bella de mil matices
que regala la existencia misma.
Un sol endiosado encandila,
gigante mal venerado,
cuya luz sería fuego 
sin la hoja y su prodigio.


*Norma Minniti. Argentina, Bibliotecaria profesional. Escribe poesía y narrativa para niños y adultos. Integra más de 70 antologías nacionales e internacionales de entidades públicas, Universidades, Centros Culturales. Ha obtenido premios y menciones por sus trabajos. 

martes, 25 de marzo de 2025

"Entre sombras y recuerdos: Una reflexión nostálgica sobre el fin de la existencia" por Jober Rocha


En el ocaso de la vida, cuando las sombras se alargan como arrugas en la piel del tiempo, la proximidad de la muerte se convierte en un espectro no deseado, pero inevitable.

Es como si los recuerdos, hasta entonces custodiados con el celo de tesoros preciosos, comenzaran a emerger de lo más profundo de la mente, formando un mosaico de colores descoloridos y suaves melodías.

En estos momentos es imposible no perderse en la inmensidad del pasado, como si cada recuerdo fuera una estrella titilante en el firmamento de la existencia.

En la oscuridad previa al último viaje, es común sentir la presencia silenciosa de la muerte flotando en el aire, como un susurro inaudible, pero que resuena en el alma de cada uno de nosotros a punto de partir.

Los sonidos de lo cotidiano se agudizan, cada risa, cada suspiro, una sinfonía que resuena como la despedida de una estación que se despide para siempre.

Es en ese momento cuando los recuerdos cobran una importancia trascendental, convirtiéndose en faros que iluminan el camino oscuro que se extiende frente a nosotros.

La nostalgia, en este contexto, es como un delicado velo que cubre la realidad, suavizando los bordes afilados de la finitud existencial.

Recordamos los días en los que éramos jóvenes y el tiempo parecía extenderse hasta el infinito, un camino sin curvas, sin límites.

Las risas resuenan como un eco lejano, recuerdos de amores que parecían eternos, pero se disolvieron como polvo en el viento del destino.

Las lágrimas de antaño, ahora transformadas en perlas preciosas, dan testimonio de la intensidad de la experiencia de estar vivo.

Al contemplar la proximidad de la muerte, nos vemos llevados a revisitar lugares que sólo viven en la memoria. El viejo parque donde los niños corrían despreocupados, las calles estrechas que presenciaron el florecimiento de amistades y las noches estrelladas que acunaron sueños y esperanzas.

Cada calle, cada rincón, lleva consigo el polvo de los años, testimonio mudo del inexorable paso del tiempo.

Es interesante observar cómo la nostalgia, en estos momentos, no se trata sólo de los acontecimientos grandiosos, sino también de los detalles simples que componen el tapiz de la vida.

El aroma del café por la mañana, el sonido de la lluvia golpeando suavemente la ventana, la sensación del sol acariciando tu piel. Son momentos fugaces que, acumulados, se convierten en la materia prima de nuestros recuerdos más preciados.

A medida que nos acercamos a la muerte, también confrontamos las decisiones que tomamos a lo largo del viaje. Los caminos no tomados, los amores perdidos, los sueños postergados.

Cada decisión, como pequeñas piezas de un rompecabezas, moldeó el curso de nuestras vidas. Y en el crepúsculo, nos preguntamos si lo que construimos fue suficiente, si realmente dejamos una huella indeleble en el vasto libro del universo.

Sin embargo, incluso ante el inminente final, hay una belleza melancólica en la nostalgia. Es como si la muerte, al acercarse, nos permitiera apreciar plenamente lo efímero de la existencia. Las lágrimas de despedida se convierten en la tinta que colorea la obra de arte final de una vida bien vivida.

Así, entre sombras y recuerdos, en la proximidad de la muerte, encontramos una oportunidad única para celebrar lo que fuimos en vida, lo que somos y lo que pudimos haber sido.

Es como si, en el acto final, la vida nos concediera la gracia de contemplar el espectáculo de la existencia con ojos renovados, recordándonos que, al final, todos somos pasajeros temporales en este efímero escenario teatral llamado vida.


*Jober Rocha, economista, M.S e Doctor por la Universidad Autónoma de Madrid, Espanha. Escritor con algunos premios recibidos en concursos literarios en Brasil y en el extranjero.

lunes, 24 de marzo de 2025

"Serie Ideas" pinturas de Carolina Esperanza Alvado

Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024

Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024

Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024


Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024



Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024



Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024



Técnica: acrílico, papel 
Medidas: 40 x 40
Año: 2024



*Carolina Esperanza Alvado es una artista plástica argentina que reside en Francia desde hace tres años. Su camino hacia el arte ha sido largo, comenzando de manera autodidacta y explorando disciplinas como el teatro y la pintura de forma personal. Sin embargo, fue hace tres años cuando decidió dedicarse profesionalmente al arte, iniciando la exposición de su trabajo. Su obra es principalmente abstracta y se distingue por la combinación intuitiva de texturas y colores. Cada pieza surge de un proceso emocional y espontáneo, con el objetivo de generar una experiencia visual que invite al espectador a sumergirse en un universo de sensaciones y reflexión. En 2024, tras un profundo proceso personal, escribió el libro De la repetición a la creación, donde comparte sus experiencias y el camino que la llevó a abrazar el arte como su verdadera vocación. Esta obra refleja su evolución tanto personal como artística, así como su búsqueda constante de autenticidad en cada aspecto de su trabajo. Las pequeñas obras que presenta forman parte de la serie IDEAS, en la que explora una nueva manera de concebir su arte, dejándose guiar por la primera sensación que surge en su mente. Esta serie, compuesta por 13 obras, fue expuesta en la muestra Camino del artista en Francia en 2024.

viernes, 21 de marzo de 2025

"Un bar en algún puerto" poemas de Daniel González Rebolledo


De la tierra arcillosa
hacíamos el botijo.
su olor era agradable,
digno de contener la frescura del agua.
Lo vestías con flores, cuando airoso,
paseabas desnudo como el fuego
tu grácil estatura y aspirabas
los aromas del búcaro.
 
El alba sonrojaba las cortinas
de aquel cuarto
donde tanto amor yacía,
se erguía, desmayaba.
 
Hoy el búcaro yace junto a trastos
en arrumbados estantes de la casa,
sin aromas ni canto de agua fresca.
Y más tremendo aún,
no está ya tu candor lánguido y dormido
en las celestes luces de mis albas.
 
 
UN BAR EN ALGÚN PUERTO
 
Debe ser leve y rosado,
esquinando el flamenco de tus sueños.
Debe estar al borde, siempre al borde,
al filo ineludible de la noche.
Debe tener equívocos burlescos
y el trópico y América y nosotros
escindidos detrás de tanto muelle
con Gomorra también, y un laberinto.
Debe escucharse un Son,
lenguas barrocas junto al saber oscuro de la sombra
y ese impreciso olor a aguas abiertas,
al filo ineludible, de la noche.


IDEA

Aparece en un sueño y escapa,
salmón rojo de Alaska
entre zarpas hambrientas de los osos.
Su ráfaga me asalta
justo cuando no tengo palabra en qué cazarla
y ella disfruta salmoneando su más bello despliegue.
¡Tal vez tampoco fueras para tanto!
Disparo y la ahuyento de nuevo.
Anhelo su regreso:
sonrisa de luz que cambie el mundo,
caricia al dolor que nunca cesa,
por el rumor del agua sueñen pájaros,
manos humildes estrujen su pañuelo mojado por la pena,
un vislumbre de amor, una mirada,
un cuenco,
donde enjuague su pelo este poema.

 

Daniel González Rebolledo. Escritor, Dramaturgo, actor y director de teatro, profesor de Matemática y Cosmografía, Magister en Metodología de la Investigación de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Su producción literaria ha recibido premios municipales (no se le niegan a nadie, decía Borges), provinciales, nacionales y alguna que otra inclusión en antologías. Tiene obras publicadas en Teatro, Cuento, Novela, y Poesía. Vive en zona rural, chacra Finisterre, cerca de Gualeguay, Entre Ríos, República Argentina.

jueves, 20 de marzo de 2025

"Sermón al silencio" poemas de María Alejandra Uribe

8.

Conteniendo el hálito
que busca el origen,
pude sentirme expulsada
de un festín de magma,
 azufre y nubosidad
qué mutó a primavera. 
Manantial
trino de ave voraz, 
vuelo entre los hilos del viento
que abrazan los cuerpos,
Humo blanco proveniente de 
la hoguera de un corazón.
Rugido adentrado en el espíritu que aguarda el misterio, 
mirada noble de un ser místico y vetusto, 
quien comprende porqué
sus manos fueron raíces
del árbol más fecundo.
Pude sentirme ello
y quizás mucho más,
Hoy es sólo reminiscencia,
de este cuerpo, esta esencia, 
el júbilo que llega tardío
sabiéndose en la nada.


SERMÓN AL SILENCIO

I


He perdido de vista la punta de mis pies
HOY
Soy vuelo ante el soplo que recibo.
El recuerdo es un vacío deicida
Que al callar somos.

II

Al igual que el el día corresponde al ocaso
No resístome a desposeer mi voz.

III

¿Cuántas vidas debo cursar para prestarme
a ver una esfera de luz al cerrar mis ojos?
No sé cuántas, puesto que aún no logro ver lo que no soy.

IV

No teman…
Visiten mi degredo
Congreguémonos en la mortalidad
Haciéndonos eslabones que aten flancos
EL OTRO Y YO.

V

Deseosa por rehabilitarme, siento más seguridad
Para limpiar mi ser de aquella adicción por las palabras.
Desintoxico mi garganta del sonido enlodado
Mientras me convierto en una gotita de manantial salado
Y me deslizo por cada uno de los rostros que ignoro, aunque he mirado.

VI

Esta puerta que soy
Y atravieso para verles
Salgo azarosamente
La cierro y arrojo la llave
No soy más atravesada
Siquiera por la rememoración 
Que evoco en quienes un día
Entraron sin avisar. 

VII

El índice que presiona mis labios
Es la cruz que me sella.
Ahora, solo mi respiración
Es mantra que rezo
Para alcanzarte LUZ.


MEDICADA

Cuando el mundo cae
 con su peso en mis hombros
y el corazón se estrecha 
entre llanto y hastío
imagino mi cuerpo ajeno.

Lo veo
Con sus pies temblorosos
transitando sobre el pavimento húmedo, mientras exhala una bocanada de humo combinada con bruxismo.
Incluso, puedo oír cuando la resignación se desliza en forma de trago, a través del esófago.

Olvido si estoy respirando, o cuántas veces parpadeo por minuto; pues no estoy allí, dentro de aquel cuerpo ajeno, el cual se convierte en otro compañero inadvertido.
Lo espío cuando llora a solas,
cuando ríe, gime
o vive a gritos y canta su sentir.
Pienso que...
Podría hacerme su amiga
e idealizo una conversación extendida, dónde ambos concluimos que no estamos solos, que nuestro sufrir coincide.
Así se posa el consuelo en mi coronilla.
Sin embargo...
Todavía no recuerdo cuántas veces parpadeo por minuto,
ni cuántas palabras pronuncio al día.
¡Es más!...
No recuerdo cuántos besos he dado
o cuántos abrazos he compartido.
Continúo afuera 
jugando a la espectadora de un cuerpo ajeno que,
poco a poco
se marcha.

*María Alejandra Uribe. Nació el 9 de abril de 1993 (La Estrella, Antioquia). Abogada, apasionada por las humanidades, dialogante a entre el sinsentido de la existencia y la sensibilidad enmarcada en sus letras. Poeta de la ciudad de Medellín, ha participado en diversos espacios poéticos en el Valle de Aburrá, coautora en la antología de mujeres poetas de Medellín "La Jaula se ha vuelto Pájaro".

miércoles, 19 de marzo de 2025

"Escuchan los muros de piedra" pormas de Carlos Cubeiro


ESCUCHAN 
LOS MUROS DE PIEDRA
  

Paredes y muros de cada recinto cerrado ahí están.
Escuchan los lamentos, las voces derrotadas y llenas de lágrimas.
Escuchan las piedras, los cantos y gritos de júbilo.
El ardiente clímax de los amantes.
También oyen las palabras y las muestras de ira.
Los gritos de terror y dolor.
Las paredes de piedra, los muros, son testigos mudos de cada segundo.
Lo son de cada vivencia alegre, triste o desgarradora.
Lo son de cada muerte serena o violenta.
De cada nueva vida que nace al mundo y no pueden decir nada, nada.
Escuchan y lo guardan.

Saben escuchar.
Saben callar, nada pregonan a los cuatro vientos.
Todo lo guardan para sus adentros.
Pesada carga la que soportan por años y siglos.

Caen los muros, las piedras ruedan.
Por ellas discurre un hilo húmedo.
Son las lágrimas que llevan dentro de tanto tiempo.
Rompen los muros, no por viejos.
Se deshacen cuando ya no soportan
la carga pesada de lamentos y furias desatadas.
De todo lo que han escuchado sin poder decir de ello ni una palabra.

Escuchan en silencio.
No hay mejor para contar lo que sientes, si sabes que otros no te comprenden o no intentan hacerlo.
Escuchan los muros y paredes de piedra mil historias de terror, de regocijo y aguantan lo que les echen.
Da igual que sean golpes o jarras de agua.
Quisiera oír de sus voces cada uno de sus cuentos de vida y de miedo.


                   POR AMOR 

   La lluvia  insistente moja las calles de piedra estrechas y empinadas. Su paraguas de rayas y sus zapatos de Prada siguen el ritmo de las notas que salen de una taberna. Las luces de las farolas se reflejan en las charcas bailando al son de los fados. Es verano aunque llueva. Los soportales les sirven de refugio a la lluvia y a las miradas. Las manos se entrecruzan en los muslos, los besos pintan de carmín cada espacio desnudo de sus cuerpos. La música de la gramola pone salsa a su vaivén sin reposo. Dos tacones suenan en la calzada, se van acercando más y más. El amor fluye, canta, grita en el portal más oscuro, sin candelas. Los tacones se sienten con paso ligero llegando a su vera. Su aliento jadeante llegó al fin a lo más alto de la cuesta. Una voz dijo con dificultad ¿ No me esperáis?. Al instante retumbaron tres disparos en el portal cerrado. Calle abajo,  caminan tambaleándose sin rumbo los zapatos rojos de Prada.


                          MIEDO 

Descubro en la oscuridad el miedo.
En el silencio sin luna me miro en el río que surca negro el valle.
Solo sus aguas quiebran la quietud.
Mi rostro se desfigura como en espejo roto en medio de las aguas.
Mis ojos se pierden entre ramas y piedras mojadas.
Marfiles hundidos en su lecho.
Movimiento infernal que todo lo rompe, que todo lo desgaja.
Miedo 
Miedo de perder mi cara, de perder mi identidad en la noche callada.
Doy la espalda a las aguas impetuosas.
El río me llama.
¡ No te vayas, mañana serás tú mismo!
Tú rostro, tus ojos, tus labios, tú pelo y tus pestañas.
Nada habrás perdido, pero ahora siéntate y escúchame en la calma de tu alma.


*Carlos Cubeiro nació en A Coruña en 1958. Comenzó a escribir poesía en 1983, con la que obtuvo dos terceros premios de poesía en gallego, en Sestao (Vizcaya) y A Coruña en 1988. Desde hace un tiempo, se dedica a la escritura de relatos cortos. Además, colabora con poemas y relatos en la revista digital Masticadores y participa con sus poemas en la revista cultural de la Sociedad Artística Ferrolana (SAF). Ha colaborado y continúa haciéndolo en el espacio La Ventanita de Manuel y Manuela (Facebook), donde recita sus propios poemas. Hasta la fecha, ha participado en dos antologías poéticas y suele colaborar en eventos literarios tanto en León como en A Coruña.

martes, 18 de marzo de 2025

"El Paraguas" cuento de Encantado Eliana Machado


    En una tarde gris en los Alpes franceses, una furiosa tormenta se formaba en el horizonte. Relámpagos cruzaban el cielo mientras las primeras gotas gruesas comenzaban a caer sobre la ciudad. En una esquina desierta, un paraguas negro, ya algo desgastado, se agitaba al compás del ventarrón, girando y elevándose desde un cubo de basura. De repente, una corriente de aire más fuerte lo lanzó hacia el firmamento, como si fuera una pluma al viento. Segundos después, reapareció, completamente nuevo, como recién salido de fábrica, en medio de las nubes cumulonimbus.
    
    La noche anterior, radios y canales de televisión alertaron a la población sobre la llegada de una tormenta eléctrica con vientos peligrosos. El ayuntamiento aconsejó a los residentes que no salieran de casa, especialmente con vehículos, debido a los riesgos inminentes. Aun así, Clara, ciega desde la infancia, sabía que tenía que salir. Su hermano, que sufría gravemente de asma, necesitaba un nuevo inhalador, ya que la válvula del antiguo se había obstruido y no tenían otro.

    Clarita, como él la llamaba, estaba acostumbrada a salir de casa sola y hacer compras en los comercios de la avenida donde vivían. Pensaba que podría resolver la situación rápidamente antes de que comenzara a llover. La farmacia estaba a solo tres paradas de autobús de su vivienda, y creía que podría ir y volver antes de que llegara el chaparrón. Sin embargo, al bajar del autobús, la precipitación comenzó a caer con fuerza.

    Con su bastón al frente, Clara avanzaba con cuidado, tratando de identificar los sonidos y los puntos de referencia de la calle que conocía como la palma de su mano. De repente, un sonido agudo y crujiente resonó cerca de la joven, como si una rama seca se hubiera partido en mil pedazos. Los vientos se intensificaron y, en una de esas ráfagas, su bastón escapó de sus manos mojadas, y se lo llevó el viento. Paralizada, Clarita se vio desorientada. Sin su bastón, no había forma de saber dónde estaba ni hacia dónde caminaba.

    El viento aullaba a su alrededor, y gotas densas caían como flechas del cielo, golpeándola. El tejido de su ropa, antes ligero, ahora pesaba, moldeándose a su cuerpo en un abrazo helado que la dejaba aún más expuesta. Clarita siempre había confiado en su audición para orientarse por las calles. El sonido familiar de los pasos sobre la acera, el susurro de las hojas de los árboles del bulevar le indicaban dónde estaba, ya que cada árbol era único y ella podía percibir esas diferencias. Incluso el murmullo de las voces y la velocidad de los coches le proporcionaban un mapa sonoro en días secos. Esa tarde, sin embargo, bajo la lluvia implacable, todo cambió. Olfato y audición se volvieron inútiles.    

    El agua se deslizaba por su rostro mientras intentaba orientarse, pero los sonidos y los olores se mezclaban, dificultando saber exactamente dónde estaba. El mundo, que antes se dibujaba en su imaginación con total seguridad, se convirtió en una confusa mancha de ruidos y olores indistintos.
De pronto, algo extraño ocurrió. Sus manos que tanteaban alrededor tocaron un objeto: un paraguas, venido del cielo, como un regalo de las alturas. Sin dudarlo, Clarita lo abrió, buscando cobijo y alivio del aguacero. Lo que la sorprendió, sin embargo, fue que el paraguas no parecía ser solo un refugio contra la lluvia. El mango firme en sus manos comenzó a moverse, tirando con delicadeza de ella en una dirección. Reticente al principio, permitió que el paraguas la guiara.

    La conducía con una precisión sorprendente. Cuando estaba cerca de una calle, la hacía detenerse; luego, se inclinaba ligeramente hacia la derecha o la izquierda, como si conociera el camino. Clarita, sin otra alternativa, confió en el objeto, siguiéndolo por aceras y esquinas, sin saber exactamente hacia dónde iba. La sensación era a la vez extraña y reconfortante.
Después de unos minutos, el paraguas se detuvo. Con una mezcla de temor y esperanza, Clarita extendió la mano y sintió la puerta de su casa. Había llegado. Ella rio, aliviada y aún conmovida por la forma en que todo había sucedido. Sin embargo, antes de que pudiera reflexionar más sobre el fenómeno, el paraguas escapó suavemente de su mano y, llevado por el viento, flotó lejos, como si hubiera cumplido su misión.

    Al entrar en casa, su hermano le comentó que había logrado desbloquear el inhalador. Clarita se alegró. Entonces se le ocurrió una idea: “No siempre necesitamos ver para encontrar el camino”. Aún maravillada por la experiencia, Clarita sonrió, sabiendo que algo extraordinario acababa de suceder.

    Afuera, la tempestad fue cesando, y un rayo de sol atravesó las nubes oscuras. En ese momento, un hombre con traje y sombrero negros apareció. El paraguas, que descansaba sobre el cubo de basura en el patio de Clarita, flotó hasta sus manos. El forastero lo observó por un momento, con una sonrisa de satisfacción.

    “Hasta la próxima tormenta”, murmuró, mientras desaparecía en las sombras, dejando atrás solo el silencio, interrumpido por el eco distante de los últimos truenos.


*Eliana Machado nació en Brasil y reside en Francia. Poeta, haicaísta, escritora, editora, traductora, artista visual y doctora en lenguas y literatura, también enseña español en Mónaco. En 2017, su novela Brasil: aventura interior recibió el Premio al Mejor Romance "Talentos Helvéticos Brasileiros III" en Suiza. En 2016, la Unión Hispano-Mundial de Escritores (UHE) le otorgó el Premio de Excelencia Literaria. Y en 2014, recibió el Premio al Mejor Autor Extranjero de la Unión de la Prensa Francófona (UPF) de Mónaco en el "III Encuentros Literarios Fabian Boisson. Posee 13 libros publicados en varios idiomas.

lunes, 17 de marzo de 2025

"Lucha (dólar) libre" obras de Diego Fernando Florio

 

Nombre: Náufrago
Técnica:  Óleo sobre MDF previamente tratado
con gesso blanco en frente y dorso.
Medidas: 50x70 cm
Año:2017


Nombre: Desocupado
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 70x100 cm
Año: 2018


Nombre: Latidoamérica
Técnica: Lápiz de color sobre papel
Medidas:  50x70cm
Año: 2017


Nombre: Reelección
Técnica:  Lápiz color sobre papel
Medidas: 50x70 cm
Año: 2019


Nombre: Lucha (dólar) libre
Técnica: Lápiz color sobre papel
Medidas: 50x70 cm
Año: 2019


Nombre: Yo
Técnica: Lápiz color sobre papel
Medidas: 50x70 cm
Año: 2019


*Diego Fernando Florio tiene 55 años y es Diseñador Gráfico egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), perteneciente a las primeras generaciones de la carrera. Se recibió en 1996 con el mejor promedio de diseño de su promoción en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). Cuenta con 36 años de experiencia trabajando en Parques Nacionales, siempre en el área gráfica, donde llegó a desempeñarse como Director de Diseño durante la gestión saliente. Dibuja desde los 4 años, según le contaron sus padres, y ha desarrollado su técnica de manera autodidacta, explorando materiales a medida que los iba descubriendo. A los 32 años, se perfeccionó en el Estudio Villagrán, dirigido por Enrique y Carlos Villagrán (reconocidos por sus trabajos en Nippur, Batman, Superman, Punisher, entre otros). Durante 13 años trabajó para el mercado estadounidense como dibujante de arte erótico, representado por los hermanos Villagrán para la editorial SQP Publishing. Además, ha estudiado modelado tridimensional de figuras, motivado por su interés en dar forma corpórea a sus ideas bidimensionales.