Juan levantó de nuevo la cabeza para mirar el reloj,
apenas si había avanzado desde la última vez que lo miró hacía 5 minutos, en
verdad el tedio de la jornada lo estaba matando.
Con el desgano propio de una rutina esclavizante que se repite
semana tras semana Juan revisó los pendientes para la tarde sin poder evitar
sentir una desazón repentina como de quien descubre al llegar a una cita que se
puso una camisa manchada. Trato de sobreponerse y concentrarse en las triviales
ocupaciones de un corredor de bolsa ordinario en una ciudad sobrepoblada
cualquiera.
En ocasiones era gratificante para él sumergirse de manera irracional en los datos y suspender los pensamientos sobre la vida, la muerte y las cuestiones fundamentales del ser humano, hundirse en las informaciones sobre precios y balances para dejar de soportar el peso de su propia consciencia. Y es que desde muy pequeño ésta había sido una flaqueza para Juan: el no poder, salvo en excepcionales ocasiones, calmar una constante sensación de vértigo y desazón ante la experiencia de la Vida, una profunda extrañeza que no lograba quitarse de ninguna manera dejándole mudo aún en los momentos más inapropiados, y que incluso le había hecho ganar la fama de ser alguien antipático y retraído.
Fue ese mismo día cuando la vio. Estaba en el corredor tomando agua y dándose un breve receso cuando ella entraba en medio de la lluvia desde la parte exterior, no traía paraguas por lo que entro escurriéndose el agua, con un desenfado y desenvoltura propias de una persona que no se preocupa por dejar buena impresión.
-- Buenas tardes, ¿Acá es Hesperia inversiones? Estoy interesada en invertir en acciones, hace poco heredé un dinero inesperado y deseo ponerlo a producir cuanto antes… ya sabe lo que dicen, no sabemos cuándo podemos desaparecer.
Juan la hizo pasar a su oficina, atónito ante la actitud de la mujer, no sólo por la tremenda confianza y resolución que mostraban sus actos sino porque con las gotas de agua que escurría estaba mojando toda la papelería de su escritorio, cosa que a la mujer no pareció importarle en lo más mínimo.
-- Sí, buenas tardes, esto es una compañía de inversiones de Bolsa, primero tengo que hacerle algunas preguntas de rutina para asegurarme de que comprende ud los riesgos e implicaciones de la inversión en acciones. Cuénteme, ¿de cuánto capital estaríamos hablando?
-- Es una suma de 100 millones de dólares.
Juan no pudo evitar sentir un leve estremecimiento al escuchar la cifra, seguramente la actitud insolente y apabullante de la mujer se debía a su reciente y súbita fortuna, pensó Juan para sus adentros, al tiempo que le alargaba a la mujer una lista de los posibles negocios en que podría invertir su dinero.
La mujer rechazó la lista casi que de inmediato sin mirarla siquiera
-- No creo que el negocio en que deseo invertir se encuentre en
esa lista, Juan.
Juan empalideció al escuchar a la mujer llamarlo por su nombre,
pues no se lo había dicho en ningún momento y estaba seguro de no haberla visto
nunca antes. La forma directa y confiada en la que la mujer hizo esta última
afirmación incrementó sobremanera el nerviosismo de Juan.
-- Sí, yo deseo invertir en Sueños. Pero óigame bien, no estoy hablando en sentido figurado, estoy hablando de entrar en la mente de una persona y comprar un sueño en específico, poseer una parte de la consciencia del sujeto en cuestión si se quiere; deseo tener el derecho sobre los sueños de alguien en particular, con documentos, títulos y certificados de regla, si es posible.
-- Pues mi señora, seguramente puede ser un problema si tenemos en cuenta que esta compañía se ocupa sólo de negocios reales, tangibles, materiales…. No me cabe en la cabeza cómo podría una persona poseer una parte de la mente de alguien, se me antoja todo una fantasía o una broma. ¿Podría existir la manera de entrar en el sueño de otro y delimitar una parte como quien cerca un terreno? Aparte de eso pide ud títulos y certificados… ¿qué juez en sus cinco sentidos se atrevería a aprobar semejante desfachatez?
-- Es ud muy cómico mi querido Juan, habla como si tuviera la certeza agarrada por la cola. Dígame, ¿recuerda ud siquiera cómo se levantó hoy para venir al trabajo?
Juan sintió como la sensación de vértigo constante que le acompañaba crecía sin medida al comprobar que esto era verdad… aunque tenía la conciencia de repetir lo mismo cada día y hacer lo mismo semana tras semana no podía recordar cómo había llegado al trabajo esa mañana en particular. La mujer continuó:
-- Insiste ud en negar el constante vértigo que lo persigue, la continua desazón ante las cosas que trata inútilmente de ocultar en un trabajo aburrido. Pero a mí no me lo puedes ocultar porque yo te conozco mejor que ningún otro ser en el Universo, Yo provengo del interior de tu mente Juan. Soy una entidad que solo tiene permitida la existencia en algunas regiones de tu psique, en tus sueños.
-- Pero si eso es verdad, ¿cómo puedo yo verla, sentirla, hablar con ud como si fuera algo real, material?... no comprendo.
-- En algunos casos, los límites entre mente y materia se hacen sutiles, cuando la situación es desesperada o es inminente el cataclismo…. Tuve que reunir una gran porción de tu energía mental para poderme manifestar con una forma física ante ti, y lo hice porque tengo un mensaje urgente, Juan: mi muerte y desaparición esta decretada para hoy a la media noche. En el sueño que tendrás hoy por la noche irás conduciendo un auto a toda velocidad pues escapas de alguien que te quiere hacer daño… lamentablemente en tu huida no podrás notar que me encuentro cruzando la calle en ese momento y seré arrollada. Tú no te percatarás del accidente, pero a causa de una mancha de sangre que quedará sobre el neumático después de arrollarme resbalarás en una curva 300 metros más adelante y te estrellarás contra un poste, el accidente será fatal para ti también.
-- Pero… ¿por qué habría de preocuparme a mí morir en un sueño? Es claro que tu situación es desesperada pues morirás a media noche y no podrás regresar, pero mañana yo despertaré en mi cama normalmente con tan solo el recuerdo de una mala noche y una horrible pesadilla.
-- Es ahí donde te equivocas Juan. Nuestra existencia está unida a través de dos planos, tu habitas acá en la materia mientras yo sostengo tu energía en los planos sutiles y mentales del Ser, el constante vértigo y desazón que has sentido toda tu vida no es otra cosa que el fruto de nuestra separación. De igual manera, yo también he tenido un sentimiento de debilidad y carencia constante toda mi vida. Si tu energía cae acá en la materia, desaparecen tus sueños que son el soporte de todo mi mundo y posibilidad de existir. Pero si yo desaparezco, tu mente se perderá para siempre en una visión errática del caos que te aislará para siempre y de manera definitiva del resto del mundo, no morirás físicamente, pero tu mente no podrá salir jamás de aquella visión…
Juan comprendió por fin la gravedad de la situación, era evidente que no podía dejar pasar aquella oportunidad para salvar todo su ser y mundo…
-- Arreglaré los papeles, tenemos que hacerlo ya mismo.
Se elaboró entonces un contrato donde la mujer poseería a perpetuidad la totalidad de los sueños de Juan, con la condición de que se respetaría su individualidad y libertad en el plano físico de la materia durante las horas de vigilia.
~~~~~~~~~~~~~~
Juan volaba por entre las calles a toda velocidad conduciendo un
coche deportivo azul, huía de alguien que le quería hacer daño…. De repente
tuvo extraños pensamientos, un fuerte presentimiento de que algo muy importante
tenía que ser recordado. Sin importar la persecución decidió detenerse en una
calle que se le hizo extrañamente familiar para poder reflexionar un poco.
Apenas se apeó del auto sintió que lo abrazaban por detrás, unas manos
femeninas con uñas rojas recién pintadas lo rodearon por el pecho…
-- Esta vez, nadie tendrá que morir Juan
-- Esta vez, nadie tendrá que morir Juan
Dijo la mujer rubia al tiempo que se subía al auto. Juan encendió el motor y reinició la huida, sabiendo esta vez con claridad que no era del auto rival de quien habían logrado escapar realmente.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Esa mañana el sol brillaba con fuerza por la ventana, había
llovido de manera torrencial toda la noche.
Se levantó y desperezó, sintiendo toda la plenitud y fuerza de haberle ganado la partida a un destino fatal e inevitable…. Estaba aquí y ahora, no había desaparecido.
Se dirigió hacia el baño con el gusto de quien se siente vivo realmente por primera vez y lo agradece al cosmos con todo el corazón.
Se miró en el espejo, observando sus facciones delicadas y hermosos rasgos, propios de una mujer rubia de 30 años en todo el esplendor de su belleza.
-- ¿Y ahora qué nombre me pongo?
*Lucas Andrés Quirama, Filósofo y Docente
de 36 años. Escribe poesía, ensayo y cuento procurando abrir una puerta a lo
inusual desde los espacios cotidianos. Ha trabajado como docente de
instituciones oficiales en el área de Filosofía, Español y Ciencias Sociales.
Publicó su primer libro de poesía hace dos años “Intentos de Fotografía”, ha
escrito también artículos de Filosofía para revistas, cuentos y relatos donde
pone también su visión del mundo y forma de comprender el ejercicio del
pensamiento filosófico. Actualmente vive en el municipio de El Bagre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario