Un refugiado
Soy un ido,
un refugiado,
un volado.
Tantas fronteras debajo de mis pies,
marcadas en mis rodillas.
Antes, tenía una bandera que era cobijo y arrullo para
mis hijos.
Ahora, no tengo nada, ni rumbo, ni refugio,
esa bandera es de un nailon que no cobija, solo eso,
como el maldito escudo que no dice nada.
Perdí mi nombre entre el pantano.
La cabeza de mi hermano quedó enterrada
junto con la inocencia de mi pequeña
y todos mis dientes.
Ya ninguno llora,
nos hemos secado,
pero el frío nos mantiene húmedos como gusanos.
Eso somos para todos, para el mundo y sus banderas,
gusanos que comen sobrados,
que se visten con las hilachas que dejan,
perdimos todo derecho de ser.
Pertenecemos a las estadísticas del miedo,
las que tocan a los grandes
porque los hace sentir incómodos por comer caliente,
por dormir,
por pertenecer.
Soy un ido,
un refugiado,
un volado.
Hago parte de las noticias de las siete,
soy importante en los segundos que muestran nuestra
miseria,
pertenecí en el instante de tu lamento.
Dejé de ser cuando
la bomba,
la bala,
la mina,
la amenaza
perforó el alma que me ataba a la humanidad.
Hace tiempo dejé de tener nombre
soy un colombiano más,
un sirio más,
un cubano más,
un palestino más,
un mexicano,
un africano,
un latino,
... soy una cifra.
Un ido,
un refugiado,
un volado.
De mis pechos
maduros
Soy bella desde el mismo instante
en el que miro al espejo
mis pronunciadas curvas
y no me avergüenzo.
Porque con ellas caliento la aurora.
En mi regazo amplio duerme el horizonte.
De mis pechos maduros
se alimenta la savia.
Si, no me avergüenzo,
porque con este cuerpo
se han andado maravillosos campos,
se han conocido hermosos lechos
se han degustado inolvidables cenas
se han probado las delicias del vino.
Si, no me avergüenzo...
Un poco madura,
un poco maltrecha,
un poco imperfecta,
y más viva.
Corazón de
segunda
Con mis propios ojos
He visto su ataúd hundirse bajo la tierra
Y todo sin cesar sigue avanzando,
Por eso tienen un aire grandioso.
Quién le habrá dicho
que mi corazón es de segunda.
Antes me gustaba acechar el amanecer.
Ahora la vejez se apodera de mí.
Sobre mi cabeza
El día es largo como el éter.
Hay silencio,
Y sólo un murmullo pasa sobre mí
Como sobre un campo despojado.
Sí. Mi corazón es de segunda.
*Natalia Jaramillo. Escritora
colombiana, nacida en Envigado – Antioquia, en 1977. Hasta el momento ha
publicado los libros de poemas: "Poemas para matar a un hombre"
ganador primer puesto modalidad Poesía en el Festival de Arte Joven 1999 de Antioquia;
"Poecitas", Editorial independiente J Ediciones, “Golosinas para
comer con las manos sucias” en la Editorial Pla-ke, México y “Toda la sangre
que nos queda” Editorial, Fallidos Editores, Medellín. Ha publicado relatos y
poemas en antologías y revistas de Colombia, México y España. Lleva un blog
llamado ojodedevino. blogspot, donde escribe algunas crónicas, recetas, poemas
y relatos para sus amigos y algunos lectores desprevenidos. Participa
activamente de la Fundación Libros barco que trabaja por la promoción de la
lectura en Colombia.
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