Sin razón ni
corazón
Frutas que venden en la plaza,
jugosas, coloridas, maduras,
por razón de moldear tu afectiva cintura,
por tu sonrisa gasto yo mi última plata,
la vida contigo me sale barata,
ya que puedo mantener tu dulce cordura,
solo cambio billetes por tu ropa de gata,
y recibo placeres de tu piel con ternura,
dicho paraíso me va en aventura,
ni dolor ni molestia acaecen en mi casa,
mientras sin falta deleite yo tu codicia,
aunque me falte café en la olla y la taza,
lloraré si por caso te acarrea inmundicia,
soy feliz por el ruedo de tu suave caricia,
por el premio gustoso de rozar tu brasa,
por el sabor elegante de tu joven delicia,
pues dicha sazón me va cual hogaza.
Eres el pan que de noche me abraza,
luego del vasto día despilfarrado,
tiene pinta de sueño lo que vivo a tu lado,
me devasto por amor a tu hembra raza,
y no sé si estoy soñoliento o domado,
solo dedico años a tu química, a tu masa.
El tiempo parece apenas pasar,
y tu ambición al fin me ha desgarrado,
cosa que lloro hacia dentro y callado,
es ya inminente mi cruel reventar,
después de todo, lo más será tu enfado,
y es preferible a tu ausencia cerebral,
queda en mi lecho gran lamentar,
pues tanta estupidez me deja espantado,
que no sé si quiera qué fue más fatal,
si mi frenesí pasión, si tu amor material,
si tu juego al amor, si mi sexo encantado.
Ya no tengo fortuna en ningún lugar,
consumida toda por una bestia mujer,
ahora pienso que nada tuve para dar,
no más errantes noches y de ti depender
Y por mi bancarrota al rato te has ido,
sin dos veces pensarlo ni llevar emoción,
finaliza entonces este proyecto fallido,
carente de todo, de poesía y corazón,
muere al fin esa interesada sensación,
esa de yo por tu talle y tú por mi efectivo,
y no sé ni un poco qué fue lo peor,
¡del más pobre a quien darle tal galardón!
si a ti que me trataste como al más querido,
cuando no tenías ni partícula de corazón,
si a mí que malgasté todo lo reunido,
y vi tu cuerpo como lo más bruñido,
cuando no tenía ni existencia de razón.
Deseo
Ese, ese imprudente que se arrastra,
cual serpiente entre la maleza,
juguetón veneno que desata,
virtud falsa y fugaz proeza.
Ese, ese farsante de la belleza,
apoderado de lo subjetivo,
ocultándose cual subversivo,
aprovechando nuestra carencia.
¡ay, qué deseo tan abrasivo!
tan salvador cuando regresa,
tan delicioso cuando nos besa,
tan demoledor y depresivo...
Llega bailando muy festivo,
cual carnaval que ya comienza,
pero se acaba y el que regresa,
es el dolor reiterativo,
que se pensaba fallecido,
que nos devora como a presas.
Irremediable es la tristeza
que en el goce yo no veo
porque así es el deseo: promete próspero destino
y esconde fructífera pobreza.
*Santiago Moná Pérez,
entre sus amigos simplemente llamado por su apellido: "Moná". Nació
el 21 de diciembre del 2002 en Apartadó. Estudiante actual de
Licenciatura en literatura y lengua castellana de la Universidad de Córdoba. Ha
concurrido el Taller de Escritores Urabá Escribe de manera irregular desde el
2018. Aunque la literatura hace parte de su entorno diario, no ha tenido una
relación adictiva con ella, más bien moderada.
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