Canto a Lima
Me gustas Lima, en la alborada
apenas abres tus pestañas de ninfa ensoñadora
y te saludo en el graznido de las gaviotas,
sentado, frente al reflejo de tu historia
yo te saludo Lima, cada día
por el almíbar jovial de tus tardes
por el romántico cantar de tus huéspedes
te saludo casa de muñecas
de sombras juguetonas de parques y jardines
de bullicio con cadencia de ballet sin lago y sin cisnes
con trenzas y vestidos de percal florido
te saludo Lima, cuando alivias
los males melancólicos de las tierras lejanas
te saludo cuando el retumbar alegre
de cajones hace saltar las fibras
de arpas guitarras y violines
te saludo en los recuerdos perdidos
antes de las horas en que hay que cumplir tareas
te saludo capital de amor y de ilusiones
receptáculo de canciones música y poesía
con el sentir tierno de ojos hablantines
bella antigua, reinventada en valses y marineras
coqueta y pícara en el zapateo de un huaylash
te quiero en tus lucidas morenadas, y tuntunas
y te saludo admirando tus balcones coloniales
el empuje persistente de tus hijos
y de los hijos ajenos que cobijas, te saludo
Lima controvertida descarada devota y huidiza
te canto como canta el zorzal saludando al alba…
Una Ciudad…
Una ciudad pétrea
histórica, perdida en sus huellas,
hallada detrás del sol atado
al ara del Intiwatana
Una ciudad de pómulos cordiales
en el cardenal encendido
de sus mujeres, ñustas, pasñas,
con brillantes ojos de estrella
Una ciudad encontrada a la sombra
de su catedral sangrante de ñucchu
Una ciudad que despierta
con el tallo desnudo y enhiesto
como una corona roja perdida
en la huida de un lecho ajeno
Una ciudad de júbilo
que mora desnuda en mis sueños
de abordaje y piratería
en el océano insondable de una poesía
de obscenos versos
como si se descolgaran, de pronto,
los jardines de Babilonia, para abrazarse
con las ramas de un árbol desconocido…
y en lo profundo, oigo de un canto
el eco de floridas retamas
a las epopeyas del Wilcamayo
venciendo a los dioses invasores
llegados de tierras lejanas…
La última batalla
Fue la última batalla librada entre poetas, se arrojaron venablos electrizados en octetos puntiagudos, algunos llevaban de sombrero una nube diseñada en powerpoint
Los mayores llevaron de uniforme, levitas que arrastraban sobre un piso encerado con ungüentos mitológicos, y patinaron entusiastas con su cuello almidonado
Los menores sostenían vibraciones repartidas en letras incoherentes, como gotas de cannabis asperjadas sobre el papel
Algunos sobrevivieron y arrastraron mutilados sus títulos disparados con arcabuces llegados desde la retaguardia europea, (Donde están vigentes los campos de concentración de los vencidos) otros pocos, quedaron ilesos esperando el amanecer en la banca de algún parque…
La última batalla fue cruenta, por la ferocidad de las metáforas impulsadas por rayos láser, desde drones que buscaban objetivos ocultos en el zaguán de los diccionarios, los cadáveres se apilaron un pilas específicas de agudas, graves, y esdrújulas, quedando entre cruces todos los monosílabos.
Volverás
Tu sombra quedó ensamblada
sobre la sombra del arbolito
se prendió de ella porque no quiso seguirte
sabía que tu partida sería solitaria
desprendida de tus quereres
¿A dónde te llevarían tus agitados pasos
que llevaban tus valijas cargadas de ira?
¿Volverías tarde o pronto?
preguntaban las hojas cuando caían al suelo
y tu sombra, silenciosa las recogía
para guardarlas en su regazo
Yo solo miraba, cómo tu sombra sufría,
acurrucada entre las hojas mustias
sabía y estaba seguro, que tú por ella regresarías…
Cansado, no vencido…
Un camino, a paso lento
recorrí, y ahora, sobre mi espalda,
el sol se ha vuelto tenue
será que está cansado
de tanto calentar
será que de tanto andar
mi piel dejó de sentir
será que hay que andar
andando el camino que escogí
hay todavía, camino por recorrer,
empinado, sombrío, hacia el atardecer
que no sé cómo andaré
cuando no estás tú
cuando no te oigo decir papá
entonces siento sobre mí
el manto de escarcha
traído por la noche
es, la ruta, y su rara palidez,
quizá, no llegue el amanecer
quizás, el sol no vuelva a alumbrar
en el camino que queda por andar
y si a oscuras hay que ir
lo haré , tú sabes, lo haré,
guiado por el eco de tu voz
cuando dices papá…
Cambiaron los vitrales…
¡Ah! cambiaron los vitrales
del tragaluz, único contacto visual
con el azul de la distancia.
Los verdes se entremezclan
aromáticos, musicales
casi rumorosos en el horizonte
definitivamente candorosos luminosos bellos
como el color de la Epifanía
revelada en los sueños de los soñadores
(ignorado en el rincón impenetrado
-sepultura de la luz-
en el panteón de la razón)
Brinda, al despertar, el poeta
con zumos frutales
de aromas alucinógenos
asperjando versos
de dolor, vivo y lacerante
en la inundación de la pobreza
Los caminantes van a tientas
¿deslumbrados? ¿confundidos?
entre escombros de Babel
vacilantes escarbando el arenal
porque alguien cambió
los vitrales del tragaluz
único contacto visual
con el azul de la distancia…
* Pedro Rodolfo Eduardo Dondero Rodo. Cusco - Perú. Agrónomo por la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco – Jubilado – Escritor – Poeta. Publicó los poemarios “Reverberaciones” (226 págs.) Y “los golpes del badajo” (130 págs.) “florilegio equinoccial” (113 págs.) “poemas del huerto en el pórtico urbano (166 págs. Versión liberada en archivo pdf)” obtuvo el 2º Premio de Poesía Atiniense, 2015 por atina-argentina participa en “amor, antología poética” “perú” (editorial hispana) –garúa de versos – antología –diversas antologías de la sociedad peruana de poetas y sociedad amantes del país. “un&versos” – (antología) participa como miembro activo del círculo andino de cultura. Publica en el blog https://www.poemas-del-alma.com/blog/todos-los-poemaspropios-161321-1
Agradezco, la generosa acogida a mis poemas, que le han dispensado los editores de la REVISTA INNOMBRABLE.
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