Averiguando
el aliento del desastre
En este pueblo ciego, el amor y el
odio se confunden
Cuando el vecino cambia de
carro
O pinta la casa de otro
color.
Como viejo amigo de la frontera perdida
He regresado al hogar
Para recortar telarañas colgantes
en la casa de mis padres
A ver si armamos uno u
otro recuerdo
Luego de acostumbrarnos a
los ardores de la falsa pasión
el falso apetito, donde sobran las imágenes
que reemplazan el afecto, el buen gusto y la querella.
Qué bueno es regresar.
Por falta de calor
En este pueblo perdido,
el olor del afecto se ha gastado con el tiempo
A pesar de los esfuerzos
solitarios del poeta
Que pasa los días
averiguando por el aliento del desastre.
En este pueblo nuestro
Hasta el orgullo sufre
cada día su condena
Por falta de calor en la
cabeza, en el pecho y en los brazos.
Qué bien nos vendría un
abrazo.
En este pueblo loco, nacer y morir marca algunas ventajas
Como si los seres fuésemos
arrancados de las aguas
Luego de una larga oleada
del mar
que besa las orillas,
Cansado de vadear el
corazón de los cinco continentes.
En este pueblo loco, nacer
y morir
Marca algunas ventajas
Porque atrae a una
catarata de abrazos y promesas.
Por eso repito:
Vengo más allá de este y
otros olvidos.
Los hombres duermen bajo la luz de la aurora
En este pueblo se guarecen los hombres olvidados,
El delirio llama al pan de
cada día
Y los sumerge en los
abismos del sueño
Para afirmar el triunfo de
cualquier patrón
Sobre la carne de la multitud
Marcada con la espera de
un milagro.
Por eso, en este pueblo,
las aspiraciones de construir un mejor lugar
Duermen en el suelo
O amanecen tostadas y
sedosas
Como largos gusanos
macerados bajo el sol.
Qué bien nos vendría un
abrazo!
El río seduce el cuerpo de las doncellas
Y cambia su piel
cristalina hasta el marrón
Para cantar dulces
melodías
que nadie se da el gusto de apadrinar.
Es
la imagen de una anciana promesa
Escondida en los pliegues
de los cerros
Que animan el cumplimiento
de las sentencias.
Son las risas de los
astros mezquinos,
inscritos en las páginas del pueblo
Donde hay paisanos que se
imaginan victoriosos en extrañas batallas
Mientras duermen desnudos bajo la luz de la
aurora
Para seducir el cuerpo de
hermosas doncellas que no existen.
Qué bien.
PEDRO LICONA. Quibdó (Chocó.
Colombia), 5 de enero de 1948. Es poeta, novelista y cuentista. Licenciado en
Filología y Topógrafo. Ha publicado los libros: Lámparas de mi Tierra(cuentos),
1983; Campeón de sueños(cuentos), 1984; Viaje a pie al Akasha(poemas), 1991;
Crónica poética del Huila(compilación), 1998; Receta para llamar el
amor(poemas), 2006; 7 y 45(novela), 2007; Paisaje de Memoria –
Antioquia(poemas); El toque del Tiempo(poemas), 2009; Sambapalo(novela), 2011;
Cuarto Creciente(antología Poética), 2010; Tiempo de Gracia(novela), 2014;
Ilusión(poemas), 2017.
Fundador y director de la
Organización Casa de Poesía y la Revista Espiral. Coordinador de la Biblioteca
Departamental Olegario Rivera y Editor de la página de Literatura del Diario la
Nación (1995 – 2000). En diciembre de 1993 obtuvo el reconocimiento de Niranjai
Desai, Director de Asuntos Culturales de la India. Sus poemas fueron publicados
en las antologías: Quién es quién en la poesía Colombiana, 1995; Poetas de fin
de Siglo, 1999; 50 Poetas Colombianos, 2010; Puentes de Agua, 2017.
Seleccionado en el Blog Poetas Colombianos, 2017; Antología Mundial de Poetas
Siglo XXI, de Fernando Sabido, 2017. Hace parte del Estudio de Poetas
Afrocolombianos, Universidad de Pensilvania 2010. Participante en los
Encuentros Mundiales de Poesía de Santiago de Cuba, 1995 y 1996. Poeta invitado al 28th. Festival Internacional
de Poesía de Medellín, 2018.
Excelente Poeta Pedro Licona.
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