Poeta
enamorada
Aquélla a quien me ciño
en lo hondo de mi memoria
fuera luz, también olvido,
fuera autora de mi zozobra.
Manos que llaman paz
a quien habita mis carnes
son manos que ignoran, ya,
a su dueña deleznable
y el candor habitable
amenaza con convertirse
en cosa menos amable
que un parco corazón triste
¡Ay, de mis alientos!
propulsados por la tibia
sábana digna del amor
y del dolor que les incita
mirada parda tiene el viento,
con tal color el aire grita
que ya no escuezan las heridas
de aquél amor, desvelo y riña
solo quedan unos cuantos
esfuerzos de mi decoro
para amar el devaneo
que solo apuesta a mi desdoro
hízome
rica el poseer
los ojos en carne ajena,
mas me hizo burda el no tener
conmigo a quien merece la pena.
A
Euterpe
Melodías músicas
las de los antiguos,
que forman el grito
más noble de los mitos
melodías que silban
desde tiempos de Clío
y a través de la historia
son poco conocidos
que nacen de los labios
de la muy placentera,
o bien, de su arpa
al son de la blanca esfera.
Aquélla es genio
al hacer sonar su arpa,
sus violines o su flauta
y que anima el ingenio
esa doncella, pues,
que los sentidos idolatra
ha de llamarse Euterpe,
la Musa acancionada.
A
las alas
Parecieran llevar alas
los versos con estupor
que nacen de las entrañas
de la poeta en su inspiración
parecieran inmutables
por su impacto y su perfección
aquéllos vocablos que imparten
brisa alabable por su furor
sus alas son la casa
de su riqueza gualda
y su ferviente emancipación
lo loable de la fiel causa
es el pasmo que emana
aquél versar: ¡pulido su resplandor!
Mujer
– casa
Torrencial que anega
las buhardas y vientos
con firme destreza,
no cesa su movimiento
la mujer es ello:
es rauda llovizna,
que hace deprisa
una huerta con su riego
no requiere bosquejo
de una casa encantada
o materiales en forma
ya hay casa en su cuerpo;
en sus ojos, la cama,
y en su mano, la alcoba.
A
la luna, de nuevo
¡Oh, benedicta lumbre!
me permito hoy un ruego,
que esta pesadumbre
se convierte en fuego y devaneo.
Quitadme de mi espalda
la sortija o las espadas
que clavándose en el alba
me provocan sangre en la mirada
luna que ves
las lagunas y los velos
ven y abrázame otra vez
como si fuere solo ensueño
que tu lumbre haga en mí
lo que tu nombre en el deseo,
que aborrezca en mí
mis fútiles desvelos.
Feneciste tu labor imperiosa
como el astro de los cielos
y
quitaste, escandalosa,
lo que me hería hasta mis adentros.
Así como tu lumbre gloriosa
avanza en la negrura
con velocidad dificultosa,
heme de quedar con ella
pues tu esfera luminosa
imparte aplomo que conmigo roza.
A
la montaña
Sinuosa beldad
la que le ciñe en su cumbre,
soy dichosa de amar
su inmensa mansedumbre
de sus picos renace
la más firme espesura
que con digna hermosura
hartas miradas complace
en estos tiempos carentes
de aplomo y escape
el gigante dormido
podría despertarse
podríase advertir
valiente su alcance,
mas no ha de serlo
por su cansado semblante.
Ya la montaña
guarda en su espesura
la más calma
de todas las fermosuras
su necio coraje
llenose de mesura
al recordarse, sin duda,
de su majestuoso follaje.
*Marcela
Robledo Aguilar nació el 08 de octubre de 1999 en Medellín. Actualmente es
estudiante de Trabajo Social de la Universidad Pontificia Bolivariana, cursó
todos los niveles de inglés en la universidad EAFIT, ha trabajado atendiendo en
la tienda de ropa Colors S.A y participado activamente en talleres relacionados
al arte y la cultura en Casa Teatro El Poblado, Fiesta del Libro y la Cultura y
varias convocatorias nacionales de poesía, asimismo, ha asistido como poeta
invitada al festival de poesía de la Cooperativa de Yarumal 2019 en Yarumal,
Antioquia, en el mismo municipio hizo parte del conversatorio La mujer en la
literatura, en el marco del mencionado festival. Ha asistido como poeta
invitada a eventos literarios gestionados por la organización cultural Poetas
al viento; y ha participado, también, en las primeras etapas de concursos de
poesía organizados por la Universidad de Atlántico, Fallidos Editores, y la
Fundación Gloria Fuertes. En el mismo año, fue evaluadora auxiliar de los
proyectos de grado de los estudiantes de décimo y undécimo del colegio San
Marcos de Envigado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario