Ruido
Lo
único íntimo en esta ciudad es el ruido
rebotando
furiosamente sobre estos edificios descreídos y marginales
aquí
donde nace el metal
y
el ruido de la pulidora acaricia los nervios de la matriz
aquí
donde se curan los motores
y
se forman pequeños lagos
con
la sangre multicolor de las baterías sin energía
¿lo
has visto?
las
babas oxidadas de la gran industria
el
ciber-semen de la globalización
ese
charco de aceite arcoiris manchando la calle
un
afluente violeta mercurio de ultramar
que
muere y no es semilla
a
las 6am la pulidora cacarea en la periferia
dandole
besos al hierro que ruge chispas
así
es mi barrio:
fábricas,
dedos cortados, tinte plateado
latonerias,
almuerzos baratos y repuestos
todo
está sucio y lleno de grasa
el
feto digital deja su rastro en cables de fibra ancha
aquí
nacen los huesos del gigante de metal
aquí
nacen los sueños de los sueños
aquí
se construyen las tijeras
con
las cuales recortan las partes
de
ese collage que llamas Bogotá
aquí
la fiesta del lenguaje
es
un perro ladrando a las 6 de la mañana
son
los gatos gladiadores en el techo dejándolo todo en la madrugada
es
una cabina con hardcore sonando debajo de la almohada
es
Paloma Valencia gritando desde la torre colpatria
es
el spotify de Iván Márquez
el
age of empires de Uribe
es
la voz del metal fungiendo ‘libertades’
es
la voz mecatrónica del mineral
el
ciborg intergaláctico que manda señales debajo de todas estas montañas repletas
de
campamentos,
militares, vacas y drogadictos como tu o como yo que intentan soñar un sueño
más de dos veces pa tirarse de legendarios en este juego de la vida
y
entonces me pregunto:
por
qué he de sobreponerme al ruido
para
escribir poemas épicos sobre la belleza del obtuso silencio
en
la complicidad de pechos vacíos
en
este patíbulo de indiferencias
y
palabras que no se estrellan en ningún lado porque a ningún lado van
y
a nadie quieren tocar
por
qué poesía del silencio
frente
la ruidoso veneno que se filtra en cada poro de nuestra intimidad
por
qué no lanzar las calles
a
la estática moral de tus manos limpias
y
prenderles fuego
justo
en la mitad del horizonte blanco
¿por
qué no montar nosotros la banda telonera del apocalípsis?
por
qué no abrirnos el cuerpo con la navaja del movimiento
de
mástil dialéctico
y
meterle un poema en todo el estómago
e
inmolarse al frente del futuro que no existe
del
fin del mundo posmoderno
para
decirte: todos los días se acaba todo
todos
los días hay poemas nuevos
todos
los días antes del mediodía caerán sobre ti las no-ganas de todo
todos
los días, entonces, hay menos que perder
todos
los días los no días
todos
nadie nunca y por eso hay que ir por todo
todos
los días
desde
hace muchos días
se
acaban los días
Espejo
Quisiera que los escritores hicieran la mitad de las cosas
que dicen que hacen para ganar premios
quisiera tener la mejor narrativa sobre la pandemia
o saber interpretar estos espasmos mentales
que estaquean mi cuerpo
y lo dejan franqueado en una esquina
o poder mirar los delfines en el atlántico
o al chigüiro que sale al mar
o un venado que baja a la séptima
o el zorro cangrejero hurgando en la basura
o el nevado del tolima
o el centro sin tombos
o burócratas
quisiera poder hablar sobre el fin del mundo
sé que hay muchas cosas por decir
novedades en el plano del mercado, lo semiótico y lo virtual
pero mi cuerpo parece una cobija en la cama
quieta entre 4 paredes
esperando que otra piel estimule sus fibras
quizá el capitalismo
no solo nos haya robado el formato para vivir el afán
sino también para vivir el estancamiento
quizá mi tesis sobre la violencia la lea un ingeniero chino
o uno americano
tres metros abajo de la superficie
ahora menos contaminada
buscando patrones semánticos subversivos
para encontrarse al final
con nostalgias (pos)modernas
rectangular es el formato milenial de la colonización
brillante y horizontal
es una app
la novena maravilla del mundo
que registra la alineación de los planeta con el big data
y voilá:
el gigante de hierro ahora juega parqués contigo.
*Sebastián Santamaría es un joven bogotano que empieza abrir
trocha en el mundo de la escritura, esperanzado en que ello de luces o por lo
menos intuiciones sobre lo que pasa en el país. Es estudiante de sociología en
la UNAL y ha participado de varias iniciativas locales de la ciudad que
tienen que ver la poesía y las múltiples formas de manifestarse a través
de la misma. Actualmente hace parte del colectivo colectivo de escritura
Froidzine, en la ciudad de Bogotá.
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